Taylor Swift se ha convertido en empresaria, por encima incluso de artista, con una importante fortuna que le ha llevado a entrar, por primera vez, en la última lista 'Forbes'. La joven, de 34 años, es una de las personas más ricas del mundo gracias al papel que representa en el mundo de la música. No solo como estrella del pop, sino como empresaria y -ahora sí- única dueña de sus canciones. Pero para ello la artista ha tenido que recorrer un difícil camino.

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La estrella del pop estadounidense empezó su carrera con apenas 14 años, hace dos décadas, y ahora llena estadios a nivel mundial. Esta semana el Santiago Bernabéu durante dos días seguidos. Swift empezó a escribir sus propias canciones con 14 años, como compositora además de intérprete, y fue ese año cuando fichó por primera vez con la discográfica independiente Big Machine Records. En ese momento la estrella alcanzaba su primer hito en la industria musical: se convertía en la artista más joven contratada por Sony/ATV Music Publishing House.

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A partir de aquí comenzó su exitosa carrera vinculada a Sony. La cantante, y compositora de sus propias canciones, lanzó al mercado hasta seis álbumes de estudio plagados de grandes éxitos como Love Story o You Belong With Me, canciones del disco Fearless publicado en 2008. Lanzamientos que le fueron reportando grandes ingresos desde ese momento durante la relación que mantuvo con la discográfica, entre 2006 y 2017. Sin embargo, Taylor Swift no siempre ha sido dueña de sus canciones. Es aquí donde aparece la gran estrategia de negocio y la faceta de empresaria que le ha llevado a lo que es hoy.

Empresaria y artista

Ya en 2019, la cantautora empezó a tener problemas con su sello discográfico, Big Machine Records, así como con su fundador, Scott Borchetta, y el nuevo propietario de la compañía, Scooter Braun, que compró la discográfica en 2019. En ese momento, Braun se convirtió en el propietario, y dueño, de todos los másteres (la primera grabación de una canción), videos musicales y obras de arte con derechos de autor de Big Machine, la discográfica que había producido gran parte de la carrera de Taylor Swift. El nuevo dueño de Big Machine se convertía también en el dueño de las canciones de la estrella del pop estadounidense.

La decepción de ese momento de la cantante -que aseguró que ella misma había intentado comprar los derechos de sus canciones sin haberle dado posibilidad la discográfica- le llevó a tomar una decisión clave para su futuro en 2019: volver a grabar su música, ahora sí, por sí misma. Mientras Braun volvía a revender los derechos de las canciones de Taylor Swift, la cantante se ponía manos a la obra en 2020, en medio de la pandemia de coronavirus, para regrabar los seis álbumes que había publicado durante su carrera. Al fin y al cabo, las canciones las había compuesto ella, desde sus 14 años, y las había cantado e interpretado ella durante toda su carrera.

Taylor Swift se cuela por primera vez en la lista Forbes

Ya en 2021, Taylor Swift era la cantante con mayores ingresos a nivel mundial gracias a su visión de negocio, y a la regrabación de sus seis álbumes encerrada en el estudio. Apenas tres años más tarde, este 2024 ha aparecido, por primera vez, en la lista Forbes como una de las multimillonarias más ricas del mundo. Una fortuna que no deja de crecer y que prevé disparar con la gira actual Eras Tour donde, solo en Madrid, se estima que deje 20 millones de euros con la celebración de dos conciertos en el Bernabéu.

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Taylor Swift es ahora dueña absoluta de sus canciones. Temas que ha compuesto a lo largo de su carrera, con ya 20 años a sus pies, y que ha interpretado en todos los conciertos que ha ofrecido en todo el mundo. No obstante, fue la decisión de regrabar sus discos para volver a tener todos los derechos sobre su música lo que le ha permitido convertirse en la artista y empresaria que es a día de hoy.

De hecho, ha abierto la puerta al debate, y a la posibilidad, de que otros artistas repliquen su movimiento, ya no solo por motivos económicos sino también para proteger los derechos de autor de las canciones como tal, que deberían estar en manos del compositor y no perderse entre despachos de productoras y discográficas. En un discurso de 2019, la cantante criticó que la música se pudiera comprar “como si fuera una casa o unos zapatos”.

“La música que escribí en el suelo de mi habitación y los vídeos con los que soñé, que pagué de mi dinero, que gané tocando en bares, después en clubes, después en salas, después en estadios” -lamentaba la cantante en su perfil de Tumblr- “Ahora Scooter me ha despojado del trabajo de toda mi vida, que no me han dado oportunidad de comprar. Básicamente, mi legado musical está a punto de quedarse en las manos de quien lo ha querido desmantelar”. Finalmente, la cantante ha podido recuperar su “legado musical” y, no solo mantenerse en el mundo de la música, sino convertirse en la cantante con mayor fortuna a nivel mundial.

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