Luchar por el bienestar social y la igualdad de oportunidades sin renunciar a construir un mundo más sostenible es posible. Este es el objetivo de la economía verde, un modelo que apuesta por el desarrollo a partir de soluciones que generen beneficios económicos, sociales y medioambientales. El compromiso de las empresas y los mercados con esta visión a largo plazo es crucial para avanzar en esta dirección. 

Ya han transcurrido 7 años desde que los líderes mundiales adoptaron los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) para erradicar la pobreza, proteger el planeta y asegurar la prosperidad. El Acuerdo de París estableció un conjunto de prioridades para cumplir antes de 2030, una agenda donde la actuación de las grandes corporaciones es esencial. “Tenemos que acelerar la transición ecológica como lo que es: una gran oportunidad, no solo un procedimiento contable. Debemos acelerar el progreso hacia una economía más verde y aquí́ la financiación tiene un papel clave en el apoyo a países, empresas y personas, señaló recientemente Ana Botín, presidenta de Banco Santander, en la última Conferencia Internacional de Banca. 

La entidad financiera tiene claro el calendario a seguir para cumplir este desafío, con una agenda muy estricta para alcanzar las cero emisiones netas en 2050 tanto para la propia actividad del grupo como para todas las emisiones de sus clientes derivadas de cualquiera de los servicios de financiación, asesoramiento o inversión que ofrece. Paso a paso, en 2020 logró ser neutro en carbono en sus propias operaciones. Un año más tarde, en 2021, eliminó los plásticos innecesarios de un solo uso en todos sus edificios corporativos y fijó los primeros objetivos de descarbonización que afectaban a los sectores materiales en emisión de carbono. Y este mismo año ha avanzado con objetivos adicionales que incluyen sectores relevantes como petróleo, gas, minería, transporte y siderometalúrgica.

Los compromisos públicos que impulsan su agenda para 2025 incluyen utilizar el 100% de la electricidad procedente de fuentes renovables en todos los edificios del banco; y movilizar 120.000 millones de euros de financiación verde, una cifra que se elevará hasta 220.000 millones con el horizonte en 2030. Será en esa fecha cuando el banco alineará su cartera de generación de energía eléctrica con el Acuerdo de París, dejará de dar servicios financieros a clientes de generación de energía eléctrica cuyos ingresos dependan en más de un 10% de carbón térmico y eliminará por completo su exposición a esta minería en todo el mundo.

En definitiva, se trata de consolidar la transición hacia un mundo más responsable y sostenible mirando hacia las finanzas verdes, enfocadas a iniciativas que frenen el cambio climático. Banco Santander está en el ‘top 5’ de los mayores prestamistas verdes del mundo tras la reconstrucción económica después de la pandemia. La entidad ha destinado desde 2019 cerca de 79.000 millones a financiar este tipo de proyectos, según los datos disponibles al cierre de septiembre.

Afrontar la crisis climática implica establecer un abanico de instrumentos financieros que ayuden a particulares y empresas a ser más sostenibles. A este respecto, Santander ofrece préstamos con precios ligados al cumplimiento de compromisos medioambientales, sociales y de gobernanza en los que la empresa establece y asume unos objetivos de acción sostenible para reducir el impacto medioambiental de su actividad. Su cumplimiento afecta al precio de la financiación.

Un itinerario de acción definido

Para alcanzar el objetivo de cero emisiones netas para 2050, el banco cántabro está trabajando en la inserción del clima en la dirección adecuada, en la estrategia y en la gestión de riesgos, definiendo itinerarios de acción y evaluando procedimientos para la transición de sus clientes. El grupo también colabora con entidades financieras internacionales y asociaciones del sector, aplica la metodología PACTA de 2 Degrees Investing Initiative del Acuerdo de París e informa de sus avances en el Compromiso Colectivo de Acción por el Clima de la ONU.

El pasado mes de noviembre, cerró una alianza con las empresas del Grupo Envision, líder mundial en tecnologías limpias, para reducir de forma conjunta las emisiones de gases de efecto invernadero, e impulsar la fortaleza y experiencia de ambos con el objetivo de acelerar la transición global hacia una economía neutra en carbono. Además, la entidad ayuda a los clientes de banca corporativa y de inversión, de banca comercial y de gestión de patrimonios, banca privada y seguros en su transición hacia una economía baja en carbono, contra la deforestación y su impacto negativo en el cambio climático y la biodiversidad.

Banco Santander es un referente internacional en finanzas sostenibles a través del refuerzo de la oferta de productos y soluciones ASG. “Podemos ayudar a liberar más inversión. Hay mucho capital listo para ser desplegado, pero para liberar ese capital los inversores necesitan confianza y seguridad. Es por ello por lo que los gobiernos deben establecer planes de transición para que sus economías sean neutras en carbono. Estos planes deben reflejar que los gobiernos están poniendo todas las herramientas que tienen a su alcance para trabajar en la descarbonización y el fomento de la inversión en activos verdes. Políticas fiscales, legislación necesaria para planificar, políticas nacionales de infraestructuras, modelos de mercado para incentivar la inversión en nuevas tecnologías, etc. La lista es larga”, ha explicado Ana Botín.

El grupo tiene un libro verde interno, una clasificación propia de los productos incluidos en el catálogo de banca comercial con sus características medioambientales. Para particulares y pymes o empresas ofrece hipotecas verdes, préstamos para la eficiencia energética, arrendamientos para la instalación de energías renovables o préstamos para el transporte limpio o para la agricultura baja en carbono. Y tiene líneas de financiación con organismos multilaterales para proyectos de eficiencia energética y energía renovable, como el Banco Europeo de Inversiones (BEI), el Banco de Desarrollo de América Latina (CAF) o el Banco Europeo de Reconstrucción y Desarrollo (BERD).

También promueve la Inversión Socialmente Responsable y es el único gestor de activos en España con un equipo dedicado a ASG (criterios ambientales, sociales y de gobierno corporativo) en su división de inversión. La mayoría de sus fondos tiene esta calificación. En banca privada, la idea de la entidad es integrar estos criterios en el proceso consultivo y actualmente dispone de una amplia gama de productos ASG que incluyen fondos, bonos verdes y productos alternativos.