Disculpen ustedes que uno haya nacido a mitad de la década de los sesenta y recuerde que un billón de pesetas (6.000 millones de euros) era muchísimo dinero. Ahora, esa cifra antes escandalosa es la deuda de muchas compañías en Bolsa y, sin ir más lejos, la firma de telefonía Cellnex ha pedido en pocos meses 7.000 millones de euros para crecer y los ha levantado fácilmente del mercado. Hablar de 3.000 millones en el mundo de las grandes empresas suena hoy prácticamente a calderilla.

Compañías como Telefónica tienen una deuda de 36.000 millones de euros y, como si tal cosa. Desde la llegada del euro en el año 2000 se ha producido un enloquecimiento en las cifras macroeconómicas que no ha tenido parangón en la evolución de los salarios que aunque han crecido, lo han hecho a un ritmo mucho más moderado. La dicotomía entre un macro boyante de cifras espectaculares y la micro de los ciudadanos de a pie a los que nos cuesta trabajo entender esas magnitudes. Un fenómeno que muchas veces no tiene una visualización directa en la cesta de la compra, pero sí se aprecia por ejemplo a la hora de comprar una vivienda y el esfuerzo en el porcentaje anual del salario que sube y sube.

Vamos a dar un repaso a esos miles de millones de euros. El salario medio de los españoles era en el año 2000 de 17.319 euros anuales y veinte años después se sitúa en 26.934 euros al año. Esto supone un alza del 55%, cuando en ese mismo periodo el Índice de Precios al Consumo ha subido el 50,2%. Por tanto, el poder adquisitivo en ese periodo ha sido muy pequeño. Un dato preocupante ya que vivimos en una sociedad cada vez con mayor desigualdad salarial. Con datos del pasado año, el salario más habitual entre los españolas se cuantificaba en 18.469 euros al año. O sea, para muchos españoles apenas se han incrementado sus emolumentos en estos 20 años. Por cierto, esta cifra de 26.934 euros anuales está prácticamente congelada desde 2015 y todo hace prever que en este 2021 y como consecuencia de la pandemia del Covid-19 sea inferior al cierre del año.

En las cifras grandes, sin embargo, los crecimientos han sido muy superiores. En la parte positiva, el Producto Interior Bruto era de 647.851 millones de euros en el año 2000 y el pasado ejercicio la riqueza creada alcanzó los 1,24 billones de euros. O sea, la economía ha crecido el 91% en las dos últimas décadas, pero los salarios solo han aumentado de media el 55% (dato que se reduce si se tiene en cuenta el salario habitual y no el medio que está distorsionado por una mayor desigualdad en las rentas laborales).

Y la más destacable de las paradojas entre lo macro y lo micro es la evolución de la deuda pública en la economía española durante los últimos 20 años desde que se instauró la divisa europea. Así, en 2000 la deuda pública española ascendía a 374.557 millones de euros; se elevaba hasta los 649.153 millones de euros en 2010 y actualmente se coloca en 1,345 billones de euros. O sea, la deuda pública ha aumentado en este periodo un 260%, que supera ampliamente el crecimiento de los salarios y también la evolución de la riqueza nacional en igual periodo.

Una deuda que tendremos que pagar los españoles actuales y, muy probablemente, las futuras generaciones y que se aprecia fácilmente cuando la trasladamos a la parte que nos toca pagar a cada individuo. Así, a comienzos del año 2000, cada español debía en concepto de deuda pública nada menos que 9.211 euros, mientras que el coste actual per cápita se eleva hasta los 28.428 euros, superior a los propios salarios medios en casi 4.000 euros.  En estas dos décadas los españoles hemos vistos cómo la carga de la deuda pública se ha más que triplicado.

Estas son las cifras y las conclusiones parecen claras: no vamos por buen camino.