El año 2018 se cerró desde el Ayuntamiento de Madrid con una deuda de 2.703 millones de euros, lo que se traduce en que Manuela Carmena, alcaldesa de la capital, ha reducido el pasivo del consistorio un 54% desde que comenzó su mandato, alcanzando el nivel más bajo desde 2004. Este desendeudamiento ha sido factible gracias al superávit que administra el ayuntamiento desde el año 2013, y a la delimitación del gasto público que dicta la Ley de Estabilidad aprobada por el exministro de Hacienda Cristóbal Montoro en 2012, conforme cuenta El Confidencial.

Carmena ha utilizado parte del superávit para amortizar deuda de forma adelantada. Al final ha abonado 1.109 millones de euros de préstamos antes de su expiración, lo que ha hecho ahorrar al consistorio 87 millones de euros en intereses, tal y como dictan los datos financieros del ayuntamiento a los que ha tenido acceso el periódico citado.

En total, la amortización anticipada de deuda ha valido para repagar títulos con unos tipos de interés alto, que implicaban un gran gasto financiero para Madrid. Esto quiere decir, como explica el diario, que, sin esta devolución adelantada, los pasivos en circulación del ayuntamiento todavía superarían los 3.500 millones de euros.

La ciudad terminó el año 2018 con un superávit de 1.000 millones de euros gracias al aumento de los ingresos tributarios y a las limitaciones presupuestarias que exige la regla de gasto. La incapacidad de utilizar este remanente para aumentar el gasto hizo que el equipo de Ahora Madrid negociara con la banca la restitución anticipada de intereses, lo cual permitiría financiar la construcción de 29 escuelas infantiles.

La otra opción para Carmena era esperar al vencimiento de los bonos y sostener su remanente en depósitos, como hace también la Seguridad Social con lo que sobra de la ‘hucha de las pensiones’. Pero con los tipos de interés en mínimos históricos, exigidos por el Banco Central Europeo (BCE), el ayuntamiento invertiría más en intereses de lo que deposita por el rendimiento de sus depósitos. Así, la amortización anticipada dejó mejorar el saldo de este ahorro.

La alcaldesa, además, consiguió el pasado año desprenderse del control del Ministerio de Hacienda gracias al cumplimiento estricto de la regla de gasto. Por esto hubo una confrontación entre Montoro y Carlos Sánchez Mato, exconcejal de Economía y Hacienda, en 2017. El ahora responsable de Economía y Hacienda en el Ayuntamiento de Madrid, Jorge García Castaño, prefirió respetar los límites impuestos y gracias a eso consiguió salir del control del ministerio durante 2018.

Desde que en 2012 la deuda de Madrid marcara su máximo histórico, se ha conseguido reducir en 5.084 millones de euros. Esto quiere decir que actualmente es solo un tercio de los 7.800 millones que se llegaron a acumular durante el mandato de Alberto Ruiz-Gallardón. El desendeudamiento empezó cuando Ana Botella estaba en la alcaldía, y se ha finalizado con el último Gobierno. En concreto, desde que Carmena consiguió a la alcaldía en junio de 2015, la deuda de la ciudad se ha reducido en 2.900 millones de euros.

El endeudamiento del ayuntamiento ha llegado a ser inferior al 60% de sus ingresos corrientes anuales, lo que expone que se ha conseguido un nivel de solvencia financiera elevado. No obstante, la capital sigue constreñido por la regla de gasto, al igual que casi todos los ayuntamientos de España. Esto impide que haya subidas en el gasto público y en las rebajas de impuestos.

El resultado es que los consistorios reúnen ya más de 27.000 millones de euros en depósitos que no otorgan ninguna rentabilidad. Esta posición demuestra que los municipios tienen un exceso de financiación o un defecto de competencias. De igual manera, el superávit estructural de Madrid, que es del 0,6% del PIB, sigue amontonando ahorro en depósitos que no causan retorno mientras que otras administraciones tienen escasez de recursos.