Las reglas fiscales vuelven al viejo continente y la austeridad se refleja de nuevo en las garras del halcón europeo. Sin embargo, España no atraviesa la situación dramática de hace una década y ha conseguido librarse de la primera cacería. El nuevo Ejecutivo comunitario todavía no se ha constituido tras las elecciones, pero ha emitido su habitual paquete de primavera, que ya llega con retraso por los comicios. La batería de recomendaciones se centra especialmente en los países que presentan un déficit excesivo y España se ha librado por los pelos de la reprimenda.

La noticia la ha adelantado el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, durante la sesión de control que se celebra todos los miércoles en el Congreso de los Diputados. La publicación oficial se esperaba a media mañana, pero el jefe del Ejecutivo no ha podido esperar. “Acabamos de recibir una extraordinaria noticia, la Comisión Europea nos ha sacado del procedimiento de déficit excesivo”, ha adelantado. “Estamos expandiendo y haciendo crecer la economía, creando empleo y consolidando las cuentas públicas”, ha celebrado la noticia.

“Bruselas confirma que nuestro modelo crecimiento es fuerte, equilibrado y compatible con la responsabilidad fiscal”, ha valorado el ministerio de Economía, Comercio y Empresa, Carlos Cuerpo, que ha querido dar dos claves. “En primer lugar, España crece por primera vez de manera equilibrada y salimos, por primera vez desde 2012, del grupo de países con desequilibrios macroeconómicos gracias al buen comportamiento del sector exterior y a la fortaleza de nuestro mercado de trabajo”. En segundo lugar, el ministro ha asegurado que el país “cumple con sus responsabilidades fiscales” y la Comisión le ha lanzado una “clara señal de confianza”.

No obstante, la economía nacional si que ha sufrido un tirón de orejas, más orientado a mantener la senda actual que ha exigir una asunción de medidas urgentes. Atendiendo a las reglas de la Unión Europea (UE), se considera déficit excesivo aquel que superase el 3% sobre su Producto Interior Bruto (PIB), valor que España sobrepasaba a cierre de 2023 (3,6%). Sin embargo, las previsiones de la propia Comisión Europea, que apuntan a un dato del 3% ya para este año y del 2,5% para el siguiente, han librado al país de entrar en la lista negra.

España es el mejor de los peores, tan solo por detrás de Estonia (3,4%), gracias a la recuperación experimentada después de la caída generaliza propiciada por la pandemia de la Covid-19. La economía española ha conseguido reducir su diferencia negativa entre ingresos y gastos en casi siete puntos en tan solo tres años, pasando del 10,1% con el que cerraba 2020 al 3,6% registrado en 2023. Además, la tendencia registrada por todos los organismos nacionales e internacionales es halagüeña y apunta a que la caída se engrosará en más de un punto de cara al cierre de 2025.

Los comisarios europeos han indultado a España, una suerte que no han corrido países vecinos y grandes economías de los Veintisiete, a las que se ha abierto un procedimiento de déficit excesivo. Este el caso de nuestra vecina Francia, apercibida con un 5,5%, o de Italia, con el déficit más elevado (7,4%). Hungría (6,7%), Polonia (5,1%), Eslovaquia (4,9%), Malta (4,9%), y Bélgica (4,4%) también han sido señalados. Las reglas fiscales llevaban suspendidas desde la llegada de la crisis sanitaria, debido a la necesidad imperante de aumentar el gasto público, pero la cláusula de escapa ha terminado y Bruselas obliga a cumplir.

España ha capeado lo que a déficit se refiere, pero tiene otra asignatura pendiente con la deuda pública. El país debe seguir reduciendo el porcentaje disparado de deuda, que creció sustancialmente durante la pandemia y se ha reducido en casi 20 puntos desde su valor más alto, el 125,7% alcanzado en el primer trimestre de 2021. Si bien la tendencia es positiva, el país aún se sitúa muy por encima del 60% sobre PIB exigido por la Comisión Europea y deberá cumplir una serie de pautas para su reducción.

Así, el Gobierno de España deberá mantener una serie de reuniones con el Ejecutivo europeo para abordar esta situación. En esta materia, a diferencia de con el déficit, el abordaje es más paulatino y consensuado, lo que da al país tregua para continuar con la sólida reducción del dato. Los planes de rebajas aprobados por Bruselas cuentan con un horizonte temporal de cuatro años, ampliables durante tres cursos si se asumen determinados compromisos de inversión y reforma. Con todo, España y Europa se verán las caras en septiembre para negociar el contenido del plan para el país.