El coronavirus y las medidas de contención relacionadas han provocado fuertes consecuencias en la sociedad tal y como la conocíamos. La declaración del estado de alarma el 14 de marzo restringía al mínimo necesario el desplazamiento de ciudadanos, ya sea para adquirir productos de consumo básico, trabajar o acudir al médico. Este mismo decreto obligaba al cierre de establecimientos no estrictamente necesarios para esta crisis.

Más allá de las consecuencias económicas de estas medidas, hay un sector que ha sufrido fuertemente los efectos derivados del Covid-19. Se trata del sector de las bodas, con su temporada clave en primavera, precisamente el periodo en el que los ciudadanos españoles están confinados en sus casas, sin la posibilidad de celebrar su boda de manera física o de celebrar su enlace con amigos y familiares.

Una de las alternativas que han tomado muchas de las parejas afectadas es celebrar su boda vía telemática con sus amigos y familiares desde casa, incluso vistiéndose para la ocasión. Y es que, según cifras del sector, se han cancelado aproximadamente unas 17.000 bodas solo en marzo y abril.

Sin embargo, la preocupación de qué pasa con la celebración física de su boda no desaparece con este acontecimiento online. Ni tampoco qué pasa con el dinero ya desembolsado en los diferentes servicios como son los trajes, el espacio de la celebración, el catering o restaurante o el viaje de la luna de miel.

El Real Decreto-ley aprobado por el Gobierno el 31 de marzo con más de 50 medidas para paliar el impacto del coronavirus incluía una modificación al artículo 36 de la Ley General de Defensa de Consumidores y Usuarios, que puede beneficiar a los afectados por la cancelación de su boda.

El restaurante o el espacio de celebración

El espacio para celebrar la boda suele ser el gasto más alto en estas ocasiones, al igual que el restaurante o el catering para los invitados. En este caso, según reclamador.es, las empresas dedicadas a ello suelen pedir un adelanto como reserva que podría perderse si la pareja decide no celebrar el evento.

Sin embargo, si la cancelación ocurre por una circunstancia extraordinaria como es la crisis del coronavirus, en la que está prohibido un evento como este, y no por la decisión propia de algún miembro de la pareja, efectivamente los clientes podrían recuperar el dinero desembolsado como reserva o pago adelantado.

Según la nueva regulación, la no celebración de este evento solo tendrá lugar en el caso de que no exista ninguna otra alternativa, como puede ser el aplazamiento de la fecha o incluso un bono por valor del mismo precio.

En este caso, cliente y empresa tienen un plazo de dos meses para intentar llegar a un acuerdo que, en el caso de no alcanzarse, deberá devolver el dinero en un plazo máximo de 14 días, según reclamador.es, descontando los posibles gastos justificados que habría supuesto para el restaurante o la finca donde se celebraría la boda.

Según la plataforma online, el aplazamiento a verano y otoño es una de las alternativas por las que están optando los afectados y recomienda hablar con la empresa contratada para mantener el anticipo por reserva, así como una disminución del precio final acordado cuando se celebre el evento.

Los trajes

Es habitual que los novios encarguen sus trajes tiempo antes de la celebración, especialmente en el caso del vestido de novia. Además, en muchas ocasiones supone la personalización del modelo, con un trabajo de modelaje, corte y confección previo que supone un gasto para la empresa y que quizás tendría que volverse a realizar en el momento de la celebración final.

Según la plataforma, lo recomendable en este momento es que, como consecuencia del aplazamiento del evento, también se llegue a un acuerdo con las empresas textiles para conservar los trajes hasta la nueva fecha, asegurando el pago de los mismos.

Las fotos y el video

Otro de los puntos clave de una boda y que habitualmente se realiza antes de la celebración del evento son las fotografías del enlace. En la misma línea, se aconseja llegar a un acuerdo con la empresa de fotografía para que el contrato se celebre en la nueva fecha de boda.

En el supuesto de que no estuviera disponible para esa misma fecha, la empresa debería abonar al cliente las cantidades ya pagadas de servicios no disfrutados, así como descontar los servicios que sí se pudieron prestar con anterioridad a la crisis del coronavirus, como son las fotos preboda por las que optan muchas parejas.

La luna de miel

Esta duda se extiende a cualquier ciudadano cuyo vuelo se haya visto afectado por el coronavirus y no haya podido viajar. En el caso de recién casados, la luna de miel suele contratarse como paquetes de viajes combinados en agencias, según reclamador.es. El Real Decreto-ley aprobado por el Gobierno asegura que los viajeros que pierdan este tipo de viajes por su cancelación por el coronavirus tendrán derecho a solicitar el reembolso de la cantidad abonadas o a recibir un bono de un año de validez.

Solo si ese bono no llegara a gastarse en un año, el viajero tendrá derecho a solicitar el reembolso pero con un matiz clave. La agencia solo devolverá el dinero a los viajeros cuando haya recibido las cantidades correspondientes por parte de los proveedores. En cambio, si la pareja había reservado un hotel de manera individual, la recomendación es contactar con el hotel para solicitar la devolución.

Lo mismo ocurre con los vuelos individuales. Aunque la Comisión Europea recuerda a todos los viajeros que tienen derecho al reembolso del billete o a un bono para gastar posteriormente, la decisión debe ser del cliente. Según reclamador.es, la reclamación será más complicada si la aerolínea tiene su sede fuera de la Unión Europea, regida por el Convenio de Montreal. En este caso, el cliente no podrá pedir que se ejecute el pago si la aerolínea no procede a realizar el reembolso de billete.