LetterOne, el fondo de inversión del magnate ruso Mijáil Fridman, lleva años tratando de hacerse con el control de DIA, denunciando mala gestión, advirtiendo sobre la crítica situación de la empresa y atento a comprar acciones de la cadena de supermercados cada vez que hay ventas a gran escala. Ya posee un 29% de las acciones. El 5 de febrero Fridman lanzó una OPA pactada ofreciendo 0,67 euros por acción, un precio un 82% inferior a la cotización máxima alcanzada en los últimos 12 meses -L1 Retail, del propio Fridman, pagó 3,73 euros por acción-. 

El mercado se encargó de trasladar a Fridman que si quería hacerse con la cadena de supermercados no sería a precio de saldo. Cuando se publicó la OPA, la acción saltó de los 43 céntimos a 70 en cuestión de horas. Y para dejar las cosas claras a LetterOne, el precio de la acción se ha mantenido por encima de la oferta de Fridman durante 7 días. Y ahí los fondos han jugado a presionar, adquiriendo acciones de los pequeños inversores para pedir una OPA mejorada en el futuro, ya sea a Fridman o a otros interesados. 

Es sólo un rasguño

Por su parte, los actuales gestores de DIA se resisten al asalto de LetterOne, pese a tener que anunciar unos resultados desastrosos, más de dos millares de despidos y reconocer que sus libros se habían falseado. Ahora, inseaquibles al desaliento, como el Caballero Negro de los Monty Python, anuncian que sanearán sus cuentas, que harán una ampliación de capital superior a la de Fridman, que los prometidos beneficios llegarán más pronto que tarde y presumen de buenas relaciones con sus acreedores. Y es de estos de quien depende en realidad del futuro de DIA; concretamente de doce bancos: Santander, Bankia, BBVA, CaixaBank, Deutsche Bank, Barclays, BNP Paribas, ING, Mitsubishi UFJ Financial Group (MUFG), JPMorgan, Commerzbank y Société Générale. Un futuro en el que además no prevén poder cobrar la deuda, lo que hace que algunos de ellos pretendan capitalizarla, para horror de los gestores actuales, que no quieren más acciones en el mercado y que su control en la empresa se diluya aún más

Mientras, según informa hoy Expansión, Carrefour, Lidl y Sonae estudian hacerse con la maltrecha cadena de supermercados, para ver si de esa manera absorben su cuota de mercado y pueden desafiar a Mercadona, que afianzó su liderazgo el año pasado. Si quieren mejorar la oferta de Fridman, lo tienen bastante fácil.