Vienen días de hacer balance, y el de la Bolsa española en este 2021 es, comparativamente, poco positivo. Actualmente el índice Ibex 35 acumula una revalorización anual del 3,6%, frente a la subida del 18% del europeo EuroStoxx 50, del 26% del parisino CAC 40 o del 24% del índice estadounidense S&P 500. La dependencia del turismo y la nueva cepa del Covid-19 (Omicron) ha impedido que despegasen los valores turísticos, la estrecha relación con las economías emergentes de nuestras grandes empresas, especialmente con Brasil,  y una errática legislación sobre las energías explican este desfase del mercado español frente al resto de plazas desarrolladas. Únicamente en este 2021 han subido los bancos –su índice sectorial gana el 14% en el año- debido a la fuerte reestructuración de costes (cierres de oficinas y despidos), a la subida de las comisiones y a la expectativa de tipos de interés más altos en los mercados.

Pero también es obligado analizar las expectativas para 2022 de los mercados financieros y qué puede hacer el inversor de a pie en un entorno que se promete complicado. Hay una variable que escapa a cualquier control: las variantes del Covid-19. Más contagios, más reclusión de la población nos volverá a mostrar lo que ya hemos conocido: menos crecimiento económico y, por tanto, menores beneficios empresariales y en teoría caídas de precios de la energía y de las materias primas. También nuevos desajustes en la cadena de producción que ahora se están intentando recuperar. Todo puede ser.

La diferencia clave con el comienzo del pasado año es la aparición de unas tensiones inflacionistas que hay que buscar hace más de veinte años. Una elevada inflación con datos superiores al 6% en Estados Unidos y por encima del 4,5% en Europa que jugarán un papel determinante en el mundo del ahorro. Y esto, además, viene acompañado por la retirada de estímulos monetarios por parte de los bancos centrales y, en primer lugar, la Reserva Federal Estadounidense (FED) con una economía más fuerte que la europea y que pretende apaciguar esas tensiones en los precios.

Para los ahorradores, la inflación supone la pérdida de poder adquisitivo de su dinero. Es decir, si mantiene sus ahorros en una cuenta corriente al cero por ciento o debajo del colchón habrá sufrido una merma del 5%, por ejemplo, si la inflación cerrase en estos niveles en 2022. Por ello, mover el dinero se convierte en una exigencia apremiante, algo que no ocurría en anteriores ejercicios de inflación cero o negativa. Pero esa misma subida de precios es también un elemento que provocará alzas en los tipos de interés. Se espera que la FED suba tipos el próximo año pero con independencia de eso en los propios mercados se verán tasas más altas que en el reciente pasado. Esta posibilidad hace descartar invertir en renta fija ya que la expectativa es que si suben los tipos, los actuales bonos pierden valor y, por tanto, si se venden llegar las pérdidas. Ya este mismo año, la mayor parte de los fondos de inversión en renta fija han cosechado minusvalías. Perder dinero, pues, está casi garantizado si se coloca el dinero en bonos, pagarés y obligaciones, sean del Estado o de empresas.

Y en esta encrucijada aparece, dentro del mundo financiero, la Bolsa como la única opción. Una Bolsa que en gran parte del mundo está sobrevalorada y que en España, aunque está sobrevendida, no despierta el interés por ese lastre de las economías emergentes de Latinoamérica. Pero no queda otra. Asesorarse, escoger buenos valores o buenos fondos de inversión, diversificar en muchas economías y sectores puede ser la única opción de lograr alguna ganancia que nos libre de la pérdida de valor de nuestro dinero. Buscar empresas sólidas, con buenos fundamentos que estén baratas y tengan generosidad en el reparto de dividendos se convierte en la opción más apetecible. El mal comportamiento de la Bolsa española en noviembre y lo que llevamos de diciembre debería ser un aliciente para formar una cartera de inversión. El dividendo no es un elemento decisivo por sí mismo para invertir, pero la caída de los precios de muchas acciones muestra en el caso del Ibex rentabilidades anuales por este concepto que superan el 5% en una docena de valores.