El responsable de análisis de BBVA, Rafael Doménech, asegura en un artículo publicado en Firmas de EFE titulado 'No pongamos en riesgo el futuro de las pensiones', que los nuevos pensionistas empiezan con una pensión inicial que está “muy por encima” de lo cotizado, lo que significa que en su opinión cobran más de lo que les corresponde: “La cotización para la jubilación es un 28,3% de la base de cotización. Con una demografía constante, se necesitarían 3 años y medio de cotización para financiar un año de pensión”.

Doménech afirma también que “la generosidad relativa del sistema” es “superior a la de la mayoría de los países de la UE”, hace notar que “antes de la reforma de 2011, el desequilibrio del sistema suponía que por cada euro cotizado se adquirían derechos por 1,44 euros, ambas cantidades en valor presente. Cuando la reforma del 2011 esté plenamente en vigor en 2027 el déficit se reducirá a 1,28 euros”.

 Defiende la reforma del PP

Mirando hacia el futuro, según este experto, hay que tener en cuenta que “el número de pensiones aumentará gradualmente desde los 9,6 millones actuales hasta unos 15 millones a mediados de siglo”, un incremento que sin nuevas reformas “sólo podría ser compensado con un aumento de los afiliados desde los 18,4 millones actuales a algo más de 27 millones”. “Todo el empleo que falte hasta llegar a esa cifra plantea el dilema de cómo repartir los costes del ajuste”, añade.

Por todo ello, defiende la necesidad de mantener las reformas de 2011 y 2013, ya que revertirlas “supondría una mayor redistribución que la actualmente existente, con enormes costes impositivos para las generaciones futuras, a las que se les traspasaría todo el riesgo demográfico y de longevidad, con efectos negativos sobre el empleo y la productividad”.

Cabe recordar que la reforma de 2011 (Gobierno Zapatero) prolongó la edad de jubilación de los 65 a los 67 años, amplió el período comutable de cotización de 15 a 25 años y sólo congeló las pensiones máxima durante una año (2010). Rajoy prometió en la campaña electoral que la derogaría y no sólo no lo hizo sino que la endureció. Los cambios de calado que implican la pérdida de poder adquisitivo de la pensiones los introdujo el PP en el año 2013, al desvincular su subida del IPC y al establecer el criterio de sostenibilidad en función de la esperanza de vida. Los nuevos pensionistas cobrarán hasta un 5% menos porque la esperanza de vida ha aumentado.

 Doménech propone “introducir gradualmente cuentas individuales (nocionales) de reparto, como en Suecia y otros países europeos”. Por último, considera “necesario mejorar y blindar la pensión mínima a la inflación, con cargo a impuestos generales y con transparencia del complemento recibido”.