Desde el inicio de la crisis económica, el desempleo ha supuesto la primera preocupación para la mayoría de los españoles. En el último Barómetro del CIS que lo midió, el paro era el principal problema que señalaba el 71,4% de los ciudadanos encuestados. Imaginemos ahora multiplicar esa angustia dos o tres veces, para así ponernos en la piel de una persona con discapacidad en la sociedad española.

En España hay más de 1.700.000 personas con discapacidad que están en edad de trabajar, entre los 16 y los 64 años. Unos números que suponen casi el 6% del total de la fuerza laboral. Sin embargo, sólo uno de cada cuatro españoles en esta situación está ocupado en la actualidad. Algo que implica que su tasa de paro esté 9 puntos por encima de la nacional, ya de por sí alta, y que cuenten con una tasa de empleo 37,5 puntos por debajo, según el Observatorio sobre Discapacidad y Mercado de Trabajo en España.

La legislación española marca que toda empresa pública o privada con más de 50 empleados debe reservar una cuota de trabajo para personas con discapacidad. Repsol supera en la actualidad esa tasa, con un 2,7% en España y un 2,4% a nivel mundial, empleando a cerca de 600 personas de este colectivo. Sin embargo, la estrategia de la empresa no se queda en ese número y va más allá, con una triple actuación: afianzar la situación de las personas con discapacidad en la energética, exportar su filosofía y hacer la vida más fácil a sus clientes dentro de este colectivo.

La metodología de Repsol empieza en su núcleo, su Campus de Madrid, el gran edificio sostenible –cuenta con un certificado LEED Platinum- en pleno casco urbano de la ciudad que se diseñó para ser 100% accesible desde sus cimientos con la colaboración de expertos de la Fundación ONCE. Desde la movilidad interior hasta la elección del mobiliario fueron concebidas para cumplir un “diseño para todos”, para demostrar que la accesibilidad universal no supone mayores costes siempre que se implemente desde el inicio de la construcción de un edificio.

Cuando superan el obstáculo del desempleo, las personas con discapacidad se enfrentan a la desigualdad porque “los salarios de las personas con discapacidad son un 10% más bajos que los del resto de la población”, según Sabina Lobato, directora de Formación, Empleo y Proyectos de Fundación ONCE. Según Lobato, las causas de estas diferencias están en la formación del colectivo y los puestos de trabajo ofertados.

Desde Repsol luchan contra esta situación con un potente sistema de becas. Este mes de septiembre precisamente se incorporan a la empresa 15 estudiantes universitarios con discapacidad salidos de grados como Administración y Dirección de Empresas, Económicas, Marketing, Finanzas y las ingenierías Industrial y Química. Harán prácticas remuneradas en departamentos como Exploración y Producción, Refino, Marketing o Trading durante seis meses, prorrogables a otros seis meses. Y la formación se completa con cursos de inglés y de competencias como gestión de proyectos; trabajo en equipo y liderazgo; y habilidades de comunicación y negociación.

Además, en el sector comercial, la petrolera lleva una década integrando a más de un millar de alumnos con formación específica en sus estaciones de servicio, con una tasa de contratación del 53%.

Pero todo este know how no se queda en la empresa, que también exporta su modelo de integración para que esté disponible para otras compañías a través de su colaboración internacional con la Red Mundial de Empresas y Discapacidad de la Organización Internacional de Trabajo, o la Red Iberoamericana de empresas inclusivas.

Un conocimiento y aprendizaje que se ha ido acumulando desde 2009 y que está recogido en Talento Diverso. Capacidades Diferentes. La expansión de un gran proyecto el segundo Libro Blanco sobre discapacidad de la compañía. Un bagaje al que se suman la Guía superando barreras y la Guía de estaciones de Servicio accesibles.

Porque el tercer pilar de la estrategia integradora de Repsol también pasa por atender debidamente a los clientes con cualquier tipo de discapacidad, con unas medidas que se ponen a disposición internacional de las empresas del sector. Algunas de esas pautas son principios de diseño y recomendaciones en distribución de accesos, aparcamientos, surtidores y servicios complementarios, entre otros, que están incluidos en las más de 500 estaciones de servicio accesibles que la compañía tiene en España y las 261 que hay en Portugal.

Por su parte, Superando barreras supone una guía de consumo interno para sensibilizar a los cerca de 25.000 empleados de Repsol sobre la importancia de la integración de personas con discapacidad. Todo para transmitir la filosofía de la empresa, basada en que la diversidad es un valor importante que enriquece al aportar diferentes puntos de vista, experiencias, conocimientos, sensibilidades y formas de resolver los problemas para tomar mejores decisiones.