El 1% de los hogares más adinerados de España acumula una cuarta parte de la riqueza de todo el país. Este selecto grupo de millonarios ha visto mermado mínimamente su peso sobre el total, pasando del 22,9% de 2020 al 19,4% de 2022, según revela la última Encuesta Financiera de las Familias publicada este martes por el Banco de España. El dato se dispara hasta el 52,7% si el espectro se amplía al 10% de hogares que más dinero amasa, pese a que el porcentaje se ha reducido algo más de punto y medio en comparación con el año de la pandemia.

El conjunto de las familias el país ha visto incrementada su riqueza un 3,7% en este periodo de dos años, situándose el montante neto mediano (que divide a la población en dos) en los 142.700 euros. No obstante, esto tan solo es un espejismo, dado que se observan caídas para los hogares con menor renta, los más jóvenes y aquellos cuyo cabeza de familia era empleado por cuenta propia y aquellos sin estudios universitarios.

En sentido contrario, la riqueza mediana aumentó sustancialmente en los hogares de los dos deciles superiores de la distribución de la renta, es decir, los más ricos, que atesoran el 11,4% y 12,5%, respectivamente. Diferenciando por envejecimiento, el aumento se experimentó en los hogares de mayor edad (19%) y, por nivel académico, en aquellos cuyo cabeza de familia posee estudios universitarios (7,5%, consolidando la tendencia iniciada en 2017) y a lo largo de la distribución de la riqueza neta.

Relacionado El problema de la vivienda, en cifras: la tasa de jóvenes con propiedades se reduce a la mitad en 10 años

En riqueza neta, los hogares del cuartil inferior de la riqueza vieron triplicarse su riqueza mediana, pero de poco sirve esta riqueza al pasar de 500 euros a 1.300 euros. De hecho, esta riqueza se sitúa muy por debajo de los 8.000 euros observados en 2011. En el extremo opuesto, los hogares del decil superior, se observa un aumento de la riqueza mediana de casi el 7%.

Por otro lado, la riqueza neta mediana cayó de forma importante para los hogares en los dos quintiles inferiores de la renta (15,4% y 10,9% respectivamente), para aquellos con cabeza de familia menor de 35 años (de 27.000 euros hasta 20.000 euros), para los hogares cuyo cabeza de familia era empleado por cuenta ajena (9,7%) aquellos cuyo cabeza de familia no tenía estudios universitarios.

Caen las deudas

Poniendo el foco en el valor total de los activos, la deuda de los hogares representaba a finales de 2022 el 9,3%. La deuda pendiente para la adquisición de la vivienda principal constituía el 66% de la deuda de los hogares, mientras que la deuda pendiente por la compra de otras propiedades inmobiliarias representaba el 16,9%, y las otras deudas pendientes, el 17%. Así, la vivienda es la protagonista tanto en la riqueza como en las deudas.

Según la Encuesta, se observan caídas generalizadas en la carga de deuda y también en el porcentaje de familias que destinan más del 40% de su renta bruta al pago de deudas. En concreto, el hogar endeudado mediano dedica un 13,7% de su renta bruta al pago de sus deudas. Esta cifra es mayor para los niveles bajos de ingresos (21,3%) y disminuye a medida que esto aumenta.

Vivienda, peso pesado

Desgranando los activos, un 98,9% de las familias poseía algún tipo de activo, real o financiero, con un valor a finales de 2022 de 181.300 euros. Respecto a 2020, el porcentaje de familias que poseía algún activo ascendió muy ligeramente, 0,7 puntos, mientras que el valor mediano de sus activos se redujo en un 0,4%. La riqueza sigue estando concentrada en activos reales, representando estos un 78,9% del total de activos.

La vivienda es el activo más importante de las familias, ya que representaba a finales de 2022 el 52,9% del valor de los activos reales para el conjunto de hogares y un 41,7% del valor de los activos totales. A continuación, los dos activos de mayor peso son los constituidos por otras propiedades inmobiliarias, que representaban el 35,7% de los activos reales y el 28,2% de los activos totales, y por los negocios relacionados con actividades por cuenta propia de algún miembro del hogar, que suponían el 10,1% de los activos reales y el 8% de los activos totales.