La periodista Thais Villas vuelve al Congreso de los Diputados para poner en un compromiso o hacer pasar un buen rato a algunos de los principales políticos de nuestro país. En su regreso, la trabajadora de El Intermedio ha expuesto a la diputada del PP Bea Fanjul, del PSOE Magdalena Valerio, de Más País Íñigo Errejón y de Unidas Podemos Juan López de Uralde.

Dos de las preguntas que más han hecho reír a protagonistas y audiencia han sido sobre la siesta y sobre el alcohol favorito de los representantes. Sobre la primera cuestión, la diputada popular sostiene que “igual” pudo estar “dos días dormida” después de las fiestas de Bilbao. “Es que son muy duras”, argumenta.

Errejón explica que en cuanto a siestas se refiere es “el primer español”, aunque no puede echársela a diario. “Debería haber desfilado yo”, decía entre risas.

Valerio, por su parte, se ha referido a lo bien que le hace una “buena siesta, de una horita”. Pero, eso sí, sentada en el sofá. Por último, el diputado de la formación morada indica que le gusta echarse una pequeña “cabezadita” de diez minutos. “Cojo un libro y empiezo a leer sabiendo que me voy a quedar dormido porque se que me va a entrar el sopor. Entre el solecito de la ventana…”.

Las “tres jarras de sangría” de Fanjul y la cerveza "de puntillo" de Errejón

La otra pregunta divertida ha sido si nuestros políticos son más de sangría o calimocho. Hay quienes, como Bea Fanjul, lo tienen claro. “Me gusta mucho la sangría”, comienza diciendo para después añadir que su ‘récord’ lo tiene en Mallora, donde hace tres años se tomó “tres jarras de sangría”. “Joe si lo recuerdo…” ha concluido ante la atenta mirada de la periodista.

Errejón, por su parte, reconoce que antes “era más de calimocho”, pero que ahora “bebe cerveza”. “¿Eres cervecero”? pregunta la periodista de La Sexta, a lo que este responde: “Sí, pero de puntillo”. En contraposición a esto, López de Uralde sí que asume que el calimocho ha ido con él “desde muy joven”. “Es una bebida muy popular en mi tierra porque soy vasco”, expone.

Por último, la diputada socialista asume que le gusta “el sabor de la sangría”, pero que no puede tomarla: “Cuando tengo que alegrar el espíritu me tomo una copita de vino (…) Mi límite está en una copita de vino o un vaso de cerveza”.