El pasado lunes El Hormiguero vivió uno de sus programas más atípicos puesto que por primera vez en 15 años de historia no presentó el espacio Pablo Motos. ¿El motivo? Se encontraba a la espera del resultado de una PCR. Finalmente, el presentador fue positivo y, aunque no tiene síntomas, ha de guardar la pertinente cuarentena. Su sustituta, Nuria Roca, ha levantado pasiones y las redes se preguntan cómo es que no se le ha dado ya un programa propio.

Y no solo las redes se han rendido a Roca. “Solo una noticia de verdad disruptiva podía sacar a los españoles de su letargo. Entonces llegó la PCR positiva de Pablo Motos, y la verdadera España, la inmortal, la que va a divertirse a El Hormiguero, sintió que al fin cambiaba algo en sus vidas. Para bien”, escribe Sergio del Molino en El País.

A su juicio, “Nuria Roca ha acaparado más atención al sustituir a Pablo Motos que todos los políticos catalanes en campaña, las ocurrencias de Fernando Simón, la burocracia de Bruselas contra las farmacéuticas, el éxodo bíblico de los youtubers a Andorra y los tuits de Pablo Iglesias recomendando series francesas”.

Ninguna mujer española había despertado tanto entusiasmo desde que la Pasionaria gritó ‘no pasarán’ en los micrófonos de Radio Madrid en 1936”, continúa el periodista, quien menta el “subidón de audiencia y de endorfinas”, así como la “mala leche debe de estar incubando Motos en su casa”.

“No todo el mérito es de Roca. Esto es un triunfo de la televisión de antes, la del prime time y el minuto de oro, la de las estrellas frívolas, las puestas en escena cabareteras y las familias felices en el sofá, compartiendo una alienación común, sin alienarse cada uno en su pantalla. Qué lección de humildad para Netflix y los de las sillas gamer”, sentencia del Molino.