Salvador Sostres no deja de traspasar límites e indignar con sus columnas a los lectores y compañeros de profesión. La última ha enfadado especialmente a quienes la han visto, incluso al exidrector de El Mundo, David Jiménez, quien recuerda por qué prescindió de él durante el tiempo en que ambos coincidieron en este medio. “Le despedí por razones higiénicas”.

El último escrito de Sostres para el diario ABC ha sido tachado de “basura” por el también periodista Ramón Lobo, encargado de compartir la imagen de la columna, que no ha tardado en llenarse de críticas.

 

La columna se titula El Ritz de Lisboa y en ella el autor cuestiona a Virginia Giuffre, la mujer que ha sentado en el banquillo al príncipe Andrés por abusos sexuales.

Una década después las acusaciones han provocado que Isabel Windsor despoje a su tercer hijo de sus títulos militares y los deberes públicos mientras este se enfrenta a una demanda civil en los tribunales de Nueva York.

Cada vez son menos las personas que, afortunadamente, dudan del testimonio de la víctima en estos casos, pero siempre hay quien todavía pone en duda su persona.


"A los 17 tú ya sabes que eres menor, pero los demás es muy difícil que puedan saberlo”

Este último es el caso de Sostres, que asegura que “nadie la obligó” a hacer nada y que ella “nunca renunció a las ganancias” del empresario Jeffrey Epstein. “Ahora se aferra al tecnicismo de que tenía 17 años para acusar a Andrés de abusos sexuales. A los 17, tú sabes que eres menor, pero los demás es muy difícil que puedan saberlo. ¿Fue su abuso a fue tu trampa?”, expone antes de señalar que las chicas que iban a estos encuentros “solían repetir, y muchas veces llevaban consigo a sus amigas”

El columnista compara la situación con la del que fuera mano derecha de Jordi Pujol, Macià Alavedra, cuando todavía era consejero de Gobernación. Cuenta en su columna Sostres que este se fue de viaje a Barbuda con una pareja y que se acostó con la mujer. Al final del escrito, después de explicar que su esposa se había enterado de todo, cuenta que esta le pidió irse a un Ritz distinto al de Barcelona, donde quedaron.

 “Doris  Malfeito (su esposa) se desnudó y le hizo siete veces el amor a su esposo y pidieron la cena en la cama y lo volvieron a hacer cuantas veces la señora Malfeito juzgó necesarias para dejarlo a su marido las cosas claras. Quejarse ¿de qué? Fue una pésima pintora, pero nunca una fulana”, concluye.

 

El estremecedor caso de Virginia Giuffre

Virgina Giuffre tuvo una infancia, y una vida en general, muy complicada. Abusaron de ella cuando tenía tan solo siete años, según ella misma cuenta. Fue un amigo de la familia, fue la primera vez de otras tantas.

La agresión precipitó la separación de sus padres y la pequeña Virginia procedió a irse de casa y entrar y salir de lugares de acogida. A los 13 años vivió en la calle y se acostó al menos con dos hombres a cambio de comida.

Trabajando más tarde a media jornada en el club de golf de Donald Trump -donde también estaba empleado su padre-, una señora le ofreció un empleo como masajista para el magnate Jeffrey Epstein y su mujer Ghislaine Maxwell.

A partir de ahí el caos fue cada vez mayor. En un principio el empresario era el único que abusaba de ella, un día tras otro. Lo hizo durante cuatro años y a cambio de una remuneración cada vez mayor.

La entonces joven seguramente viera un refugio en aquella pareja que no había visto antes: salían de compras juntos a tiendas de lujo, le invitaban a viajes y espectáculos con gente de alta cuna…hasta que Epstein y Maxwell la pidieron “entretener” a unos amigos, entre los que se encontraba el príncipe Andrés, con quien, afirma la mujer, la obligaron a mantener relaciones hasta en tres ocasiones.

Fue paradójicamente el magnate quien la liberó del infierno en el que él mismo la había introducido después de pagarle un curso de masajista en Australia, donde conoció a un chico con el que se casó.

Giuffre presentó una demanda contra la sórdida pareja, que intentó comprar su silencio con 500.000 dólares. Sin embargo, este duro poco. En concreto hasta que la chica vio una fotografía que se había hecho con el hijo de Isabel II paseando por Central Park.

La batalla de la mujer está teniendo éxito; Epstein –que se suicidó en la cárcel- ingresó en prisión acusado de tráfico sexual de menores y conspiración, mientras que su mujer podría enfrentarse también a 60 años de cárcel. Ahora, la busca que la Justicia la de también la razón con el príncipe Andrés.