Salvador Sostres ha vuelto a demostrar su incapacidad para escribir dos líneas seguidas sin ofender a todo un colectivo. Y una vez más el objeto de sus ataques son los más desfavorecidos, concretamente los parados. Afirma el columnista estrellado de El Mundo que los datos del paro son un fraude, unas cifras abultadas por “personas que rechazan trabajos y otros tanto que no mueven un dedo para no encontrar nada”. “Hoy en España, quien realmente quiere trabajar, trabaja. […] Tal vez no te paguen lo que crees merecer, pero quizá deberías preguntarte si realmente lo mereces, en lugar de andar todo el día quejándote y gimiendo como si estuvieras dando a luz”.

“Lo peor de la crisis es lo blandengues que nos ha pillado, lo reblandecidos y estúpidos que nos dejó el anterior ciclo de abundancia. Hoy a muchos les da miedo trabajar”, continúa Sostres.

Desconexión absoluta
Dice que “faltan camareros”, y demuestra una vez más la desconexión absoluta con la realidad de un hombre que se autoproclama apasionado por los “hoteles decorados por Jacques García”: “Un buen camarero, en Barcelona, puede cobrar de sueldo de partida entre 30.000 y 35.000 euros al año, y hay más oferta que demanda”.

“El noble arte de servir”
“¿Quién te crees que eres para encontrar humillante un trabajo? –insiste Sostres- ¿En qué atalaya crees estar? Lo peor de la crisis es que hay muchos españoles que consideran más humillante el noble arte de servir que estar en el paro y que los demás todo tengan que pagártelo”.

“Un absurdo convenio colectivo”
El articulista también aboga por el capitalismo más desenfrenado, ese que no entiende de derechos laborales: En España se puede trabajar (…) si lo primero que preguntas cuando te hacen la entrevista no es el salario o el horario, si entiendes que tu deber no es hacer unas horas sino realizar con competencia y rigor la tarea que te han encomendado, y si entiendes que tu retribución no puede establecerla un absurdo convenio colectivo que todo lo iguala”.

Sin horarios
Y finaliza con una traca digna de un neoliberal ignorante de la contribución que aporta el trabajador: “No necesitarás saber ningún horario si te comprometes sinceramente con tu trabajo y entiendes que quien te paga el salario y los derechos es tu patrón y no el sindicato; y que la única conquista social tangible y real son las empresas y los empresarios que crean riqueza y puestos de trabajo”.

El sueño de Sostres
Quizás ya va siendo hora de que Pedro J. Ramírez cumpla el supuesto sueño de Sostres, relatado en otra de sus repugnantes columnas, de ser pobre y tener como única preocupación “si nos llega para jamón en dulce o tenemos que insistir en el chopped”. Así podría saber, de una vez por todas, de qué está hablando.