El desenlace del debate entre unionistas y segregacionistas en Escocia apunta al sentido racional del progreso histórico. La evolución lógica de los espacios públicos tiende hoy a la integración antes que a la segregación.
Sostenía Max Weber que la política consiste en la transformación racional del medio social al servicio de las personas. Si los desafíos a los que se enfrentan las personas son cada día más globales, si sus problemas adquieren también una dimensión supraestatal, y si los espacios públicos en los que se desarrollan las relaciones económicas y sociales no entienden ya de fronteras, ¿no será más lógico integrar que fraccionar la organización de esos espacios públicos? ¿No apunta la razón a que seremos más eficaces en espacios integrados que en espacios segregados?
Pero el debate escocés no se ha limitado a la razón y la eficiencia de los espacios públicos. También se ha debatido sobre identidades, sobre identidades múltiples y sobre identidades excluyentes. En un mundo crecientemente globalizado hemos de acostumbrarnos a la simultaneidad y la convivencia de las identidades. Cuando la vida de las personas se desarrollaba fundamentalmente en la aldea, las identificaciones eran escasas y difícilmente mutables. Hoy todos nos identificamos a la vez con nuestro barrio, nuestra ciudad, nuestra región, nuestra nación, nuestro continente, nuestras ideas, nuestro partido, nuestra música, nuestro equipo deportivo…
Sigue leyendo en el blog de Rafael Simancas
Sostenía Max Weber que la política consiste en la transformación racional del medio social al servicio de las personas. Si los desafíos a los que se enfrentan las personas son cada día más globales, si sus problemas adquieren también una dimensión supraestatal, y si los espacios públicos en los que se desarrollan las relaciones económicas y sociales no entienden ya de fronteras, ¿no será más lógico integrar que fraccionar la organización de esos espacios públicos? ¿No apunta la razón a que seremos más eficaces en espacios integrados que en espacios segregados?
Pero el debate escocés no se ha limitado a la razón y la eficiencia de los espacios públicos. También se ha debatido sobre identidades, sobre identidades múltiples y sobre identidades excluyentes. En un mundo crecientemente globalizado hemos de acostumbrarnos a la simultaneidad y la convivencia de las identidades. Cuando la vida de las personas se desarrollaba fundamentalmente en la aldea, las identificaciones eran escasas y difícilmente mutables. Hoy todos nos identificamos a la vez con nuestro barrio, nuestra ciudad, nuestra región, nuestra nación, nuestro continente, nuestras ideas, nuestro partido, nuestra música, nuestro equipo deportivo…
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