Europa no quiere incertidumbres. Barcelona se queda sin la sede de la EMA.

Aunque la capital catalana aspiraba, con un buen proyecto, a ser la sede de la Agencia Europea del Medicamento, la incentidumbre política de una eventual independencia, y la ruptura del pacto de gobierno en el Ayuntamiento han sido dos factores clave para que los mandatarios europeos dejaran Barcelona a la cuneta a la primera de cambio, lo cual sí que ha sido una relativa sorpresa. España, Cataluña y Barcelona aspiraba, cuando menos a ser finalista.

La EMA, que ahora todavía está en Londres, tiene que migrar de la capital británica a consecuencia del Brexit. A principios de verano se abrió la plica para ver qué ciudades se presentaban. Rápidamente, Barcelona se postuló. La ciudad siempre ha estado dispuesta a ser una capital europea. La salida de Gran Bretaña de la UE era la gran oportunidad para acoger la agencia europea más importante. Como mínimo son 900 los puestos de trabajo de alta calificación, más todos los efectos indirectos.

Barcelona, además, contaba con que ya es una ciudad con especial presencia de laboratorios farmacéuticos. Como Barcelona, otras ciudades europeas presentaron la candidatura, entre ellas Milán, Ámsterdam o Copenhague, que han quedado finalistas.

Pero desde agosto a hoy han pasado demasiadas cosas. El proceso independentista no ha sido nada bien recibido por las instancias comunitarias, sobre todo la declaración unilateral de independencia. Y menos después de las críticas constantes de Carles Puigdemont, quién ha atacado directamente a los máximos responsables europeos desde Bruselas mismo.

Se va de Londres

Si la EMA busca una sede es porque tiene que marchar del Reino Unido. En el supuesto de que Cataluña finalmente consiguiera la independencia, también tendría que dejar Barcelona al quedar la Cataluña soberana fuera de las instituciones europeas.

Otro factor a tener en cuenta ha sido que de los tres negociadores que presentaron la candidatura el pasado más de agosto, dos de ellos hoy ya no ocupan el cargo político. Sólo la ministra Dolors Montserrat sigue. Toni Comín era el consejero de Sanidad y ahora vive en Bruselas, pero está cesado del cargo. Del mismo modo, el teniente de alcalde que presentó la ciudad como candidata, Jaume Collboni, ha dejado el cargo la semana pasada después de que Ada Colau decidiera romper el pacto de gobierno con el PSC. Collboni ha sido invitado al acto por parte del Ayuntamiento, pero las instituciones comunitarias no ven con buenos ojos las incertidumbres.

Barcelona competía con Ámsterdam, Atenas, Bonn, Bratislava, Bruselas, Bucarest, Copenhague, Dublín, Helsinki, Lille, Milán, Oporto, Sofía, Estocolmo, Malta, Viena, Varsovia y Zagreb. La gran cantidad de ciudades candidatas revela la importancia de ser la sede de la EMA. Hoy mismo, pero, han renunciado Malta, Dublín y Zagreb.

La candidatura de Barcelona había estado entre las preferidas gracias al potente sector farmacéutico y sanitario, así como el ofrecimiento de la icónica torre Glorias (antes conocida como torre Agbar) diseñada por Jean Nouvel.  Las buenas conexiones aéreas, las escuelas internacionales de la ciudad y la predisposición de la actual plantilla para desplazarse (un clima benigno y un ambiente tolerante a la diversidad secual) tenían que ser las claves de la candidatura. Pero el Finantial Times ya anunció el pasado 10 de noviembre que Barcelona perdía. Como respuesta, las instituciones, Gobierno y ayuntamiento, aseguraron que nada estaba decidido hasta el día de la votación.

A pesar de todo, Barcelona se queda sin la EMA.