Micrarium, un espacio dedicado a la exploración del mundo microscópico, se ha presentado en Barcelona. Este espacio, que podemos visitar en CosmoCaixa, nos muestra la realidad que nos rodea desde una nueva perspectiva, en la que los visitantes no solo son observadores, sino también protagonistas de lo que vean a través de los microscopios u otros sistemas de magnificación.

La experiencia comienza nada más entrar a la primera sala. Allí, nos sentiremos como si nos hubieran encogido y podremos ver el mundo desde otro punto de vista. Esto se logra gracias a una gran pantalla envolvente que nos lleva a bosques, playas, huertos o construcciones humanas, como un taller de joyería, que aparecen sobredimensionados para que podamos sentirnos seres diminutos. Más adelante, para que la inmersión sea aún más real, nos encontramos con una estética similar a la de un laboratorio, en el que entenderemos las estructuras de materiales naturales y artificiales, orgánicos e inorgánicos. Descubriremos millones de pequeñísimos seres vivos que están presentes en los sitios más insospechados, y comprenderemos hasta el porqué de los colores de algunos animales.

La inmersión es completa y el visitante no será un mero observador

En este espacio expositivo hay cuatro universos a explorar: Kósmos, en el que podemos ver elementos del mundo inerte, como arena de una playa, minerales, meteoritos o fenómenos relacionados con el agua o el aire; Evolución I, en el que observamos elementos no visibles del mundo vivo; Evolución II, donde vemos seres vivos a los que estamos más acostumbrados; y Fronteras, donde nos adentramos en nuevos materiales creados por el ser humano como consecuencia del desarrollo científico.

Se trata de un auténtico homenaje al microscopio que, pese a que cueste creerlo, fue inventado en el siglo XVI. Aunque sea de Perogrullo, no hay que olvidar que se trata de un aliado indispensable de la ciencia, ya que gracias a él se descubrieron las células, las bacterias, los glóbulos rojos y hasta la estructura en neuronas del sistema nervioso, entre otros tantos hallazgos históricos. No hace falta aclarar lo que ha aportado a la medicina y a la microbiología, pero también podemos añadir algunas enseñanzas que nos ha dejado en las últimas décadas, como el conocer las cualidades del grafeno. Y si hablamos del último período, las nuevas tecnologías han propiciado el microscopio de fluorescencia con superresolución, que permite ver las células a escala nanomolecular. Este invento valió el premio Nobel de Química en 2014 a sus creadores.

Hembra de copépodo (Cyclops sp.) con sacos ovígeros. © Rubén Duro.

Se trata, como hemos dicho más arriba, de un espacio permanente, pero eso no lo convierte en un espacio estático. De hecho, una de sus características salientes será la flexibilidad. Las muestras irán variando a lo largo del tiempo, lo que permitirá diseñar programas específicos sobre temáticas concretas, y las actividades serán adaptables a la edad de los asistentes. La muestra está recomendada para el público general, el familiar y el escolar, desde 3º de primaria hasta bachillerato. A lo largo de toda la experiencia es fundamental la figura del educador o educadora, y las visitas guiadas podrán ser seguidas en castellano o catalán, según el horario.