En un marco social en el que la pobreza se hereda, el programa CaixaProinfancia de la Fundación “la Caixa” permite romper ese círculo vicioso. Gracias a este programa, Ángel ha tenido una segunda oportunidad que la vida parecía haberle negado, y hoy puede presumir de tener un futuro por el que apostar.

El programa busca contribuir a sensibilizar y movilizar a la sociedad en la erradicación de la pobreza infantil, desde un punto de vista activo, con la colaboración de todas las partes. La caridad sin más solo logra perpetuar el modelo actual, por lo que también se actúa favoreciendo el desarrollo de las competencias que permitan mejorar los procesos de integración social y autonomía a niños, adolescentes y familias. Entre las herramientas con las que cuenta el programa prima la de desarrollar e implementar un modelo de acción social y educativa integral y, para ello, cuenta con la colaboración de más de cuatrocientas entidades sociales que trabajan en red. Estas entidades se encargan de atender de forma directa a las familias, de priorizar las ayudas y de hacer un seguimiento de cada caso.

Los ámbitos a los que llega de manera directa son los de la educación y la salud. En el primero de los casos brinda un refuerzo educativo y de equipamiento escolar, la apertura de centros, campamentos y actividades de verano o talleres educativos familiares. En cuanto a la salud: alimentación e higiene infantil, gafas y audífonos o apoyo psicológico.

Ángel nació en una familia desestructurada y, con solo 6 años, llegó a la Fundación Margarida Bedós. Gracias a su determinación y sus ganas, sumadas a las oportunidades recibidas a través del programa, hoy está estudiando en la universidad. “Nacer en una familia desestructurada me ha hecho evolucionar y madurar antes de tiempo. La muerte de mi hermana y mi madre me han hecho aprender lo que es la vida y valorarla. Han tenido mucho que ver los referentes con los que he estado desde pequeño y siempre he afrontado los problemas que me ha ocasionado la vida”, dice Ángel, quien además asegura que “la experiencia con la entidad y el programa CaixaProinfancia siempre ha sido positiva”. Considera que eso le ha ayudado a encontrar su sitio, a educarse en valores y, sobre todo, a convivir con compañeros y compañeras. Su historia es una historia de superación personal, y para lograrlo considera que ha sido fundamenta alejarse de todo lo que hace daño. Como buen Ángel, ya vuela solo, pero siempre que puede, intenta participar en la entidad en todo lo que sea posible.

Ángel no sabe si se dedicará a la farmacia, la animación o a la comunicación, y ese es el verdadero triunfo, el de hoy enfrentarse a un dilema que está muy lejos de aquel al que parecía estar predestinado.