El aterrizaje del Gobierno PP-Vox en el Ayuntamiento de Valladolid, que amenaza con ser forzoso, y cuyo primer objetivo es revertir todo lo avanzando en movilidad sostenible, con el desmantelamiento de los carriles bus-taxi y carriles bici, conllevará, si esas primeras medidas anunciadas por el nuevo alcalde se llevan a puerto, la pérdida de 483 millones de euros que está previsto que la ciudad reciba como una de las 7 capitales españolas incluida en el “Objetivo 2030”, acuerdo que la Junta de Castilla y León de Alfonso Fernández Mañueco rubricó en su día.

Así lo ha dado a conocer este martes el exalcalde socialista, Oscar Puente, sólo un día después de que el nuevo regidor, Jesús Julio Carnero, del PP, en coalición con Vox, pusiera en marcha por la tarde lo dicho por la mañana, abriendo el trámite de alegaciones públicas a su intención de derogar la ordenanza de movilidad, basándose en el supuesto “caos” que sufre la ciudad “atascada” por el tráfico.

Retroceso en la evolución

La obsesión del tándem derecha-ultraderecha contra la Agenda 2030, que el vicepresidente de la Junta, Juan García-Gallardo, ha verbalizado en no pocas ocasiones en sus viajes a Europa y ahora se reproduce en Valladolid, se traduce en eliminar de inmediato los carriles reservados a autobuses, taxis, bicicletas y patinetes, pero también, afirma Puente, en “la detención y retroceso de una evolución biológica, política, cultural y económica”, una involución que “ya se constata” en el nuevo organigrama, señala, que presiden Carnero y la primera teniente de alcalde, Irene Carbajal, de Vox.

Puente recuerda que el concepto “sostenibilidad”, que es una premisa en todas las políticas de la Unión Europea, pero resulta que, además, Valladolid es una de las ciudades comprometidas con el objetivo de descarbonizacion 2030 del que sólo forman parte 7 ciudades españolas, en un club europeo de 100 ciudades.

El exalcalde explica que cualquier medida que se adopte en el Ayuntamiento de Valladolid en este ámbito puede provocar perjuicios económicos de dos formas: primera, con la devolución de dinero conseguido de los Fondos Europeos del Plan de Recuperación y, segunda, con la pérdida de oportunidades de captación de nuevos fondos.

Así, advierte de la pérdida de esos 483 millones de euros que garantiza el acuerdo climático suscrito con el Ministerio de Transición Ecológica, avalado con documentos adjuntados por la Junta de Castilla y León, con sendas cartas de las consejerías de Economía y Medio Ambiente, y al que ahora, el PP da la espalda, asumiendo el marco ideológico de la extrema derecha que le ha sido necesaria para conseguir la Alcaldía frente al PSOE, que obtuvo la mayoría de los sufragios el 28M.

“El riesgo de pérdidas económicas es cierto, tangible, cuantificable y, por tanto, pido que antes de adoptar acciones viscerales se reflexione. Esta ciudad no se lo puede permitir”, señala el hasta hace unos días regidor.

Desconfianza entre socios

La “igualdad” y la lucha contra la “violencia de género” también desaparecen con la nueva estructura del Ayuntamiento de Valladolid presentada por PP y Vox, señala el presidente del Grupo Socialista, recordando que hasta hace tres días, figuraba en el organigrama la Concejalía de Educación, Infancia, Juventud e Igualdad, y añadiendo que en el programa suscrito por ambas formaciones se sustituye el concepto de “violencia de género” por “violencia intrafamiliar”.

Puente considera, además, un signo de desconfianza el hecho de que el PP haya apartado a Vox de dos buques insignia de la Cultura, a pesar de cederle esa área, puesto que ha puesto en manos de “Turismo” dos eventos culturales de primer nivel, los más relevantes en la ciudad: la SEMINCI y la Gala de los Goya, que se quedan en manos del PP.

El PSOE considera, no obstante, muy preocupante, que la Educación y la Cultura estén dirigidas por Vox. “Es evidente que ni el propio Partido Popular se fía de Vox, su socio de gobierno. Resulta inexplicable; es como si el Museo del Prado no dependiera del Ministerio de Cultura. Por tanto, si el PP recela de Vox es lógico que los ciudadanos de Valladolid, al margen de su ideología, recelen de este pacto. Es un mal apaño”.