El calendario electoral de 2026 tiene ya tres fechas apuntadas: Castilla y León, Andalucía y Aragón. Cuatro si se incluyen las elecciones de Extremadura fechadas para el 21 de diciembre de 2025. La situación en estas autonomías exige cambios de ciclo y los ciudadanos estarán llamados a las urnas el 8 de febrero en Aragón, el 15 de marzo en Castilla y León y sin una fecha concretada todavía en Andalucía. Los sondeos son difíciles de anticipar, pero todos le dan un margen holgado a la derecha en cuanto a intención de voto, excepto el CIS.
Extremadura fue la primera región en convocar el adelanto electoral, después de una legislatura en la que María Guardiola (PP) ha gobernado con el apoyo de Vox hasta que se ha roto el pacto oficioso que mantenían para sacar adelante sus acuerdos y hasta que los presupuestos de la siguiente campaña se han quedado sin aprobar. El objetivo para ella es claro: sacar una mayoría lo suficientemente holgada como para no depender de la extrema derecha. Cabe recordar que en las anteriores elecciones el PP ni siquiera fue la fuerza más votada, ya que lo fue el PSOE de Guillermo Fernández Vara, pero derecha y ultraderecha se aunaron para gobernar. El Partido Popular se mantiene en esta región en números cercanos a los de 2023 (entre 25 y 29 escaños, cuando hace dos años obtuvo 28), mientras que los socialistas caerían radicalmente en una comunidad autónoma que fue su feudo durante décadas. Vox, por su parte, crecerá previsiblemente, y Unidas por Extremadura, uno de los pocos frentes que resisten de aquellos acuerdos entre IU, Podemos y otros grupos de izquierda progresista, mejorarían sus resultados, pero sin que sea suficiente para que el Gobierno autonómico deje de ser de derechas.
Tras la cita extremeña, que cerrará el 2025, vendrá la aragonesa, donde Jorge Azcón ha convocado elecciones para el 8 de febrero después de no sacar adelante los presupuestos, ni con Vox ni con el ofrecimiento de la socialista Pilar Alegría para negociarlos conjuntamente. Las encuestas sitúan al presidente aragonés en un buen punto de partida, rondando el 35% que le hizo presidente en 2023. En aquel entonces, el 11,25% de Vox fue imprescindible para la investidura del barón popular, mientras que el PSOE quedó en segunda plaza con el 23% de los votos. En la actualidad, los sondeos muestran un leve retroceso de los socialistas y sitúan a Vox en el mismo margen que en 2023. Entre el resto de fuerzas políticas, la Chunta Aragonesista se consolida como principal alternativa en la izquierda, pero muy lejos de una mayoría alternativa, en una situación similar a la extremeña. Los socialistas eligieron este año a la ministra de Educación como secretaria general y como candidata a la presidencia de la comunidad, con una apuesta por un perfil ministerial para disputar la región.
En marzo se volverá a las urnas, en este caso en Castilla y León. El día 15 del tercer mes del año está fijada la cita con las urnas en esta región, con Alfonso Fernández Mañueco como candidato más destacado y con claras opciones de obtener una mayoría absoluta que haría innecesario dejar entrar a Vox en el Gobierno, como ya pasó en 2022 y que tuvo severas consecuencias para la credibilidad política del barón del PP y para las propias instituciones castellanoleonesas, tras las numerosas tropelías de su antiguo líder, Juan García-Gallardo. Sin fecha están las elecciones andaluzas, donde el actual presidente, Juanma Moreno Bonilla, es el claro favorito a la reválida al borde de la mayoría absouta, a pesar de los escándalos aflorados en el último tercio del año, como la crisis de los cribados del cáncer de mama o la situación del 'caso Mascarillas' en la Diputación de Almería. La principal alternativa, el PSOE-A encabezado por María Jesús Montero, cómodo en la segunda posición que le otorgan las encuestas pero aparentemente lejos de disputarle el trono al popular.
El CIS nacional da oxígeno al PSOE
Así las cosas, todas las encuestas parecen serle esquivas a los socialistas, que atraviesan un momento de retroceso tras los numerosos casos de abusos sexuales que han aflorado en el partido, de los presuntos casos de corrupción que investiga la justicia y de la complicada situación parlamentaria del Congreso, en la que, tras la ruptura de Junts per Catalunya con el Ejecutivo de Pedro Sánchez, se antoja muy complicado legislar, por lo que suenan los tambores del adelanto electoral y de la moción de censura. Desde Moncloa, no obstante, insisten en sacar pecho de lo conseguido en la legislatura y de buscar vías para seguir sacando adelante carga legislativa.
El barómetro del Centro de Investigaciones Sociológicas del mes de diciembre es la única encuesta que mantiene al PSOE como primera fuerza en unas hipotéticas generales. La muestra del 12 de diciembre deja a los socialistas con el 31,4% y al PP con el 22,4% de los votos, una ventaja de hasta nueve puntos porcentuales. Esta demoscópica registra también un fuerte crecimiento de Vox, que llegaría al 17,6% de los electores y estaría cerca de romper el techo que ha tenido históricamente la ultraderecha.
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