Al principio de la pandemia del coronavirus, la Confederación Intersindical Galega (CIG) envió un informe a la Fiscalía Superior de Galiza después de que el órgano jurídico solicitara información sobre la situación de determinadas residencias de la tercera edad. El mencionado sindicato remitió la situación no solo de centros de mayores, que también recoge este medio, sino asimismo de menores y de otros centros que “dispensan servicios sociales”, como centros de atención a personas con discapacidad psíquica, residencias integradas o centros de emergencia para mujer víctima de violencia de género.

En el documento, que ha podido leer este periódico, aparecen datos como el número de profesionales, de internos, el grado de desinfección llevado a cabo o los materiales de los que disponen los distintos lugares, quedando claro que hay algunos de ellos en los que la situación es absolutamente límite, más allá de que el escenario, para el que nadie estaba preparado, desprendía pocas esperanzas a lo largo y ancho de todo el mapa nacional.

Partiendo de esta base, el texto enviado a la Fiscalía refleja mensajes como “no cuentan con material Covid-19” o hay “medios escasos, mascarillas para reutilizar o ausencia de protocolos específicos” en un número importante de los sitios que aparecen en las páginas.

“Las mascarillas son de pésima calidad”

Así las cosas, llama la atención la radiografía de algunos centros, donde la situación se presenta más grave o, al menos, se refleja de manera más extensa. Es el ejemplo del Complejo de Atención a Menores de Ferrol (A Coruña), donde el escenario era especialmente difícil ya que en sus instalaciones se encontraban menores con autismo y otros que debían ser atendidos “las 24 horas del día”.

“No existe personal sanitario, por lo que son los educadores quienes deben hacer el trabajo de tomar la temperatura y administrar medicamentos, con imposibilidad de guardar la distancia de seguridad”, “las mascarillas son de pésima calidad” o “hay personal que ha hecho por su cuenta test, pero a nivel administrativo no hicieron ninguna; desde el centro están recogiendo datos para solicitar las pruebas al Sergas, pero desde la Jefatura no comunicaron nada de test”, son algunas de las carencias que se desprenden de este enclave.

La tesitura es asimismo complicada en el Centro de menores CEM de Carballeira (esta en Ourense): “Todos los días se reparten mascarillas, que no son utilizadas por todo el personal (más bien minoritario), ya que en el plan de prevención aparece como que se aconseja pero no es obligatorio (…) El personal educativo sigue entrando y saliendo del centro con su ropa y su calzado. No hay diferencia entre zona limpia y zona sucia”.

Falta de información por parte de la Xunta o dificultades para distribuir material a los confinados

Además de las residencias de mayores y centros de menores, ElPlural.com ha recabado ejemplos de otros lugares. Por orden de páginas, el Centro de Emerxencia para muller víctima de violencia de xénero tenía “escasez de mascarillas y gel hidralcólico” y carecían de gafas, guantes y batas. En el Centro Integrado de Panxón (Residencia de tiempo libre de Panxón) los medios también se presentaban como “escasos porque dicen que no hay infectados (…)”. “No cuentan con materiales Covid”, apostilla el escrito.

La situación, generalizada, provocó el cansancio tanto físico como mental de los trabajadores, como queda patente en el acta del Centro de Atención de Personas Discapacitadas (CAPD) de A Coruña donde, presumiblemente, el personal trabajaba “bajo presión y estrés al tener que desempeñar las funciones propias del personal de enfermería, que anotan en un registro y se lo cuentan a la enfermera, que les lee los labios desde fuera”. Y añade la denuncia: “Una y otra vez se expone el peligro al contagio tanto a todos los residentes como al personal trabajador y a las familias, generándose un círculo vicioso de muy difícil tratamiento”.

El personal trabaja bajo presión y estrés al tener que desempeñar las funciones propias del personal de enfermería, que anotan en un registro y se lo cuentan a la enfermera, que les lee los labios desde fuera

Y un último ejemplo -aunque hay más y todos van en la misma línea-; la de los centros integradas. Uno de los que recoge el documento que ha podido leer ElPlural.com “no cuentan con las fichas preventivas ni el plan de prevención”, ni “fueron informados por la Xunta de cuánto personal tiene que haber por turno” ni de “las tareas” a desempeñar.

Están teniendo problemas para darles material de protección para volver a casa los 15 días que tienen que estar en cuarentena, le dan una mascarilla para pasar esos días de confinamiento (…) También notan una diferencia en la calidad del material que utilizan, con diferencia de material dependiendo del tipo de personal”, refleja este último ejemplo escogido.