El culebrón catalán se alargará, como mínimo, una semana más. Este jueves se constituyen los grupos parlamentario en la Cámara autonómica, cinco días antes de que se celebre el primer pleno de investidura, que llegará sin ninguna emoción. El único candidato con posibilidad de reunir una mayoría, Salvador Illa, ha adelantado que el próximo martes no afrontará la votación al no haber conseguido reunir todavía los apoyos necesarios. Todo pasa por Esquerra Republicana (ERC), que se hace la remolona y deja la decisión en manos de su militancia, mientras su líder, Marta Rovira, rema hacia los brazos de Carles Puigdemont.

El independentismo, guiado por Junts, no cuenta con los apoyos suficientes en el Parlament; mientras, el PSC podría comandar un Gobierno progresista de coalición, en el que se integrasen los republicanos y los comunes. Sin embargo, ERC se muestra dura ante la lista de ofrendas presentadas por los socialistas, que han introducido al Gobierno central como un activo más de las negociaciones. El jefe del Ejecutivo, Pedro Sánchez, sugiere una “financiación singular” para Cataluña y Puigdemont patalea ante lo que considera un “chantaje”, boicoteando las negociaciones y con un objetivo claro.

Junts persigue una repetición electoral que termine de hundir a los republicanos y les erija como la única formación independentista fuerte. Los neoconvergentes son conscientes de descabezamiento de ERC y de su deriva, pendientes de una reestructuración de su camarilla. Repetir elecciones es la manzana envenenada que les presenta la derecha catalana, aireando el discurso de “unidad del independentismo” que solo pronuncian cuando son la formación nacionalista más votada y dicho acercamiento significa una subordinación del resto de fuerzas a sus siglas y líder, todavía más allá de las fronteras nacionales.

No obstante, los cuadros de ERC han decidido eludir todo tipo de responsabilidad y otorgar la decisión final a la militancia del partido. Un movimiento, a priori inteligente, que no termina de confirmarse. Las bases de Barcelona, que están llamadas a votar el preacuerdo con Jaume Collboni para acceder al Ayuntamiento de la ciudad condal, vieron aplaza su consulta por falta de aforo y esperan ansiosas. Lo mismo sucede a nivel autonómico: se otorga toda la responsabilidad a los militantes, pero no se fecha ni delimita todo lo referido a su pronunciamiento.

Al mismo tiempo, las diferentes facciones del partido aprietan para convencer a la militancia y atraerla con sus postulados. La “financiación singular” pronunciada por Sánchez, que apunta hacia la “gestión singular” que PSOE y ERC pactaron de cara a su investidura, ahora parece no valer a los republicanos. Su portavoz, Raquel Sans, asegura que el líder del Gobierno solo pretende “enredar”. Asimismo, ha exigido que la Generalitat porte su “soberanía fiscal” para recaudar el 100% de los impuestos que se pagan en el territorio. Un cupo a la vasca, ni más ni menos.

El PSOE está dispuesto a negociar esta materia y, aunque niegan en rotundo que vaya a llegarse a tal cesión, se abren a debatir. Si bien cualquier concesión llegará no antes de que Illa se acomode en la plaza Sant Jaume o, por lo menos, cuente con el compromiso de los votos de ERC, algo que no podrá recibir, pues la formación asegura que la decisión está completamente entregada a sus bases. Puigdemont habla de “chantaje”, presentando como única alternativa la repetición electoral y su retorno a Cataluña, la eterna promesa.

Pese a la complicada situación, voces autorizadas de los socialistas no cejan en su intento de convencer a ERC para que, en esta ocasión, opten por el bloque progresista, con PSC y Comuns, en vez de por el independentista, con Junts y CUP. “Nos interesa que Cataluña tenga una buena financiación, nos interesa a España”, ha remado el expresidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero. “Necesitamos que esa comunidad autónoma esté fuerte”, ha añadido, apostando por el entendimiento con las fuerzas nacionalistas. Es más, el que fuera jefe del Ejecutivo durante dos legislaturas se ha mostrados comprensivo con algunos de los argumentos señalados por los independentistas.

"Si usted está en el cuarto lugar en renta per cápita, no puede ser que, después de aportar al conjunto en el modelo de financiación, pasar a número once”, ha reconocido. No obstante, no todas las voces del PSOE apuntan en la misma dirección y, capitaneados por el presidente manchego, Emiliano García-Page, el bloque contrario a otorgar privilegios a Cataluña amenazan con mostrar resistencia interna. Quien sabe si también pública. El debate está abierto hasta el 26 de agosto, momento en el que se disolvería automáticamente la Cámara de no haber president. En ese caso, los catalanes votarían de nuevo el 13 de octubre.