“¡Olona no duerme en Madrid!”. Este es el último rumor que los periodistas que cubren la información de las elecciones de Andalucía desmienten en las calles de Andalucía. Un ‘runrún’ que va cogiendo peso y que desde la formación de extrema derecha no son capaces de parar. Los corresponsales, independientemente de la línea editorial de sus medios de comunicación, van desmintiendo esta falacia ante la que, en contra de toda lógica, permanecen impasibles los responsables de prensa de Vox.

Pero esto es solo la punta del iceberg. Periodistas vetados. Medios de comunicación a los que no permiten el acceso a sus actos. Reprimendas a los corresponsales ‘más afines’ cuando no les bailan -del todo- el agua. No aparecen en sus televisiones afines. Menosprecian de igual modo a las radios ‘amigas’. Prohiben a los líderes del partido conceder declaraciones pese a estar en plena campaña electoral. Por no ser, no son ni capaces de contestar a un mensaje de texto…

Todo eso está pasando en las elecciones de Andalucía, aunque aún no forme parte del debate público. 

“Más tontos que La Falange”

“Son más tontos que La Falange. No nos hacen ni caso”, resumía esta semana una periodista de ideología claramente conservadora sobre la estrategia diseñada por los ‘gurús mediáticos’ de Vox, casi todos ellos procedentes de Madrid o de Castilla-La Mancha, de cara a las elecciones autonómicas del próximo 19 de junio en Andalucía. 

Vox, el partido que consiguió que una mala tarde en un banco de Sevilla se convirtiese en épica política, ahora es incapaz de hacer llegar su mensaje a raíz de la encrucijada que algunos responsables de comunicación del partido, desde la calle Bambú de Madrid, dictan a sus secuaces en Andalucía. Y las críticas no apuntan ni a Kiko Méndez-Monasterio ni a Santiago Abascal. 

Cierto es que otros muchos dedos señalan a Álvaro Zancajo. 

Tal y como ha contado ElPlural.com, el jefe de comunicación de Macarena Olona encadena error tras error en la campaña de la candidata de Vox, que se muestra incómoda y errática en los días previos a la votación. El fracaso de su debate y su agenda intermitente han debilitado a su partido, que aspiraba a un gran resultado en Andalucía. 

Pero muchos periodistas se empiezan a plantear si la culpa no es Olona ni de Zancajo, ni de Méndez-Monasterio ni de Abascal, sino de los que les impiden actuar con normalidad y comportarse como el resto de partidos que aspira a ganar una elecciones y no ser una fuerza residual y minoritaria. 

Miedo a la censura

“¿Y si los responsables de prensa de Vox dejasen hablar a la candidata con todos los medios de comunicación? ¿Y si no vetasen a ningún periódico y al final su mensaje, por poco que nos guste, llegase de forma más fácil a los periodistas y por ende a la sociedad?”, se preguntaba en privado esta semana otro periodista centrado en las elecciones de Andalucía. 

Periodista que, al igual que muchos otros, no se atreve a dar su nombre en público porque temen las reprimendas a las que habitualmente son sometidos los reporteros que ‘se salen del carril’ fijado desde la calle Bambú de Madrid:

  • 1. Dejas de recibir información sobre los actos del partido. 
  • 2. No podrás entrevistar o tomar declaraciones a ningún responsable de Vox. 
  • 3. Si te quejas de la situación, sufrirás una campaña de acoso en redes. 
  • 4. Si pese a todo, insistes en la crítica, intentarán censurarte en todos los canales a los que tengan acceso. 

‘¿Duerme Olona en Madrid?’

Así, mientras que el resto de partidos políticos, -independientemente de la línea editorial de cada medio de comunicación-, tratan con respeto a todos los periodistas acreditados en la campaña e informan al segundo de la evolución de sus campañas, los responsables de comunicación de Vox esconden tanto a su candidata que son capaces de impedir que se expanda el infundido y falso rumor en Andalucía de que Macarena Olona, todas las noches de campaña, duerme en Madrid para no estar en estas tierras.