Hasta cuatro preguntas sobre la crisis de la tuberculosis bovina, del PSOE, la Unión del Pueblo Leonés, Podemos y Ciudadanos ha tenido que responder trabajosamente el presidente de la Junta, Alfonso Fernández Mañueco, durante el Pleno celebrado en las Cortes de Castilla y León que se celebra esta tarde, apoyado por el consejero de Agricultura, Gerardo Dueñas, en ausencia del vicepresidente, Juan García-Gallardo, que se encontraba en Polonia en un acto de partido.

A las implacables intervenciones de los portavoces de la oposición, Mañueco respondió afirmando que la Junta de Castilla y León respeta la legalidad y acusando al resto de partidos de mentir, alarmar a la población y utilizar el asunto de forma electoralista. “Las cosas están como hace un mes, seis meses y un año”, llegó a decir, y, por primera vez, después de largos días en silencio, defendió públicamente a los veterinarios contra los que protestaron los ganaderos durante el asalto a la Delegación de la Junta en Salamanca.

Tudanca desliza la prevaricación

El portavoz socialista, Luis Tudanca, que pidió el cese del consejero de Agricultura, devolvió las acusaciones de alarmismo y electoralismo al presidente, a quien acusó de haber prometido a los ganaderos en 2019 algo que sabía que no podían cumplir, deslizando el delito de prevaricación y responsabilizándole de las pérdidas millonarias durante los días en los que la cabaña bovina estuvo paralizada.   

Tudanca leyó una carta remitida por la Comisión Europea al Gobierno de Mañueco en la que señalaba que su normativa era “extremadamente peligrosa”, puesto que “iba en contra de las normas de la UE para proteger la salud pública y animal”, ya que podría facilitar una mayor propagación de la enfermedad que puede transmitirse a los humanos.

Por su parte, el portavoz de la Unión del Pueblo Leonés, Luis Mariano Santos, incidió en el engaño a los ganaderos, a sabiendas de que las promesas realizadas durante la campaña se incumplirían, así como en las contradicciones en las que han incurrido las dos partes del Gobierno, defendiendo, supuestamente, la legalidad, desde el Partido Popular, y desde Vox, insistiendo en Bruselas en que “no habrá marcha atrás”.

Santos calificó de “cansino ejercicio de matonismo” la actitud del vicepresidente Gallardo, pero afirmó que “lo que más vergüenza ajena produce es el papel de socio pusilánime” que ejerce el propio Mañueco.

Un “ignorante cantamañanas”

De “calamitosa” y una larga serie de adjetivos similares juzgó el portavoz de Podemos, Pablo Fernández, la “gestión de la crisis que ustedes han provocado” y afirmó que “sus mentiras alentaron, como la gasolina al fuego, ese salvaje asalto de una caterva de ganaderos exaltados que no representan a los ganaderos de Castilla y León contra la Delegación de la Junta”.

Fernández consideró que la intervención de Gallardo desde Bruselas dejó “en el más absoluto de los ridículos a Castilla y León, comportándose como un ignorante cantamañanas alérgico a la ciencia”.

Por último, a la pregunta que el procurador de Ciudadanos, Francisco Igea, dirigía al ausente Gallardo sobre su actuación durante la crisis, respondió el consejero de Agricultura de Vox, negando crisis alguna.

Igea tiró de ironía recordando las palabras del vicepresidente cuando aseguró que la tuberculosis bovina no era contagiosa, y comparando esa afirmación con su confesión del propio desconocimiento acerca de los embarazos: “esperemos que no tenga que cogerse una tuberculosis para entender algo”, dijo.

A la intervención del procurador naranja, Dueñas respondió afirmando taxativamente que la actuación de la Consejería había sido “adecuada, proporcionada y siempre con el objetivo prioritario de la defensa del sector ganadero de Castilla y León”, reiterando que su normativa para la relajación de los controles no está fuera de la legalidad, como afirma Europa.