En 2023, el Gobierno de la Comunidad de Madrid adquirió una finca con piscina de 453 hectáreas en la sierra de Madrid, según avanzaba El País. Un enclave que supuso para el erario público unos 4,3 millones de euros y que, en un principio, se destinaría para suavizar el impacto turístico en las zonas aledañas del Parque Nacional de Guadarrama. La presidenta regional, Isabel Díaz Ayuso, no ha admitido públicamente si ha hecho uso y disfrute del chalé, aunque según el citado medio, su entorno sí lo ha confirmado. Un hecho que choca con las constantes críticas que emite la jefa de Ejecutivo autonómico al referirse a los “palacetes” donde el presidente del Gobierno – aunque también otras altas autoridades del Estado – desconectan de la actividad pública. Justifican incluso su utilización por parte de la baronesa conservadora, aunque aseveran que “no ha utilizado servicio alguno” de la Comunidad porque ella se llevó su propia comida y la casa estaba sin servicio.

Antes de conocerse el uso que Ayuso le dio a lo que en un principio sería un plan de descongestión turístico, la presidenta reiteraba sus ataques a Sánchez por “vivir en cuatro palacios”. Lo hizo en reiteradas ocasiones, especialmente después de que el presidente del Gobierno tomara la decisión de mantenerse en el cargo tras el periodo de cinco días de reflexión. La baronesa conservadora llegó a repasar los “palacetes” de Las Marismillas, la Mareta, la Moncloa y Doñana, censurando que los sufragaban “todos los españoles”. No mencionó Quintos de Mora que, probablemente fruto de un lapsus, confundió con la Doñana y Marismillas, dado que son el mismo edificio.

Asimismo, Ayuso ya deslizó en su momento que el Gobierno regional debería sufragar una vivienda oficial al presidente autonómico de turno. Lo hizo en sede parlamentaria, mientras continuaban los ecos de la onda expansiva por la obra irregular en el piso de su pareja, Alberto González Amador tras incurrir en presunto fraude fiscal por el que, ahora mismo, se sienta en el banquillo. Entre tanto, la baronesa fardaba de llevar “casi 20 años” viviendo de alquiler y otro lustro pagando su propia casa. “No como hace la mayoría de los que tengo enfrente, especialmente ministros a los que les pagamos absolutamente todo, que a lo mejor es lo que tendría que empezar a hacer el Gobierno de la Comunidad de Madrid”, espetó la lideresa conservadora.

Una finca de 453 hectáreas

Ese alarde de verborrea ocultaba el uso y disfrute que la presidenta del Gobierno autonómico hizo sobre una parcela que adquirió el propio Ejecutivo en el año 2023. Una compra que se vendió en el marco de la descongestión turística de la sierra de Madrid, tal y como narran las crónicas de entonces. Su Ejecutivo lo adquirió por un valor de 4,3 millones de euros a su antiguo dueño, el también responsable de la firma de ropa Cortefiel, Juan Luis Hinojosa Fernández de Angulo, quien puso en venta la finca de 453 hectáreas, donde se sitúa este chalet y su correspondiente piscina.  Al enterarse de las intenciones del empresario, siempre según El País, Sol movió ficha para ejercer su derecho de tanteo y anexionarlo a los terrenos aledaños del Parque Nacional de Guadarrama, gestionado por la administración regional.

La Comunidad de Madrid informó de la compra, ensalzando el alto valor ecológico de un paraje donde se puede hallar una fauna rica y diversa, con ejemplares de lobo, gato montés, tejón, águilas reales o jabalíes, entre otros. Su flora tampoco tiene mucho que envidiar, con bosques de roble y pino silvestre. Y entre medias de ese escenario de cuento de alta fantasía, se ubica este chalet, sito en las afueras de la localidad madrileña de Rascafría. Sus vecinos, de hecho, conocen bien esta propiedad, que se puede ver desde la carretera aledaña. Según El País, una de las anteriores propietarias, Asunción García, describe el “palacete” como un paisaje idílico que, además, consta de 355 metros cuadrados construidos entre vivienda, piscina y dos almacenes.

Un año después de su adquisición, Ayuso convocó a los medios de comunicación para conocer la finca, desde donde anunció que, tras reformarla, abrieron un área de descanso abierto al público junto a una ermita. El terreno, propiedad del Gobierno regional, no está incorporado de manera oficial al Parque Nacional de Guadarrama por el complejo ejercicio de burocracia que requiere un trámite de este calibre. En marzo, Transición Ecológica cursó una primera consulta para recabar información ciudadana, por lo que aún requiere del visto bueno del Consejo de Ministros y su posterior cauce parlamentario.

Desde el Ejecutivo regional explican que, toda vez se adquirió la finca de Rascafría, se ha usado para reuniones del Canal de Isabel II. No obstante, frente a la puerta del chalet, ahora cuelga un cartel con el siguiente mensaje: “Estación biológica El Paular”. A su lado, una bandera pequeña de la Comunidad de Madrid.

Súmate a

Apoya nuestro trabajo. Navega sin publicidad. Entra a todos los contenidos.

hazte socio