La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, ha vuelto a posicionarse del lado del empresario milmillonario que lloriquea por tener que pagar impuestos. Podría resultar difícil elegir siempre el bando de aquellos que, en un capítulo de Scooby Doo, acabarían desenmascarados; pero cuando enfrente se encuentra el jefe del Ejecutivo, Pedro Sánchez, o cualquier de sus ministros, la baronesa del Partido Popular (PP) no duda. Aunque eso le lleva a fotografiarse con aliados de Benjamín Netanyahu y defensores del genocidio de Israel o con chantajistas profesionales que ven España como su patio de recreo.

Eddie Wilson, presidente de la aerolínea chapucera Ryanair, ha sido el último afortunado del fotomatón de la Comunidad de Madrid. Después de insultar desde la compañía al ministro de Consumo, Pablo Bustinduy, por exigir que se dejase de cobrar tasas ilegales y no se redujese más el tamaño de las maletas de manos que pueden llevar los pasajeros; atacar a la empresa pública AENA y abandonar aeropuertos para no asumir una subida de tasas pactadas desde hace años, en un decreto de 2014 aprobado por Mariano Rajoy; Ayuso se ha puesto la gorrita de la compañía y ha posado ante los flashes.

Y es que España tiene unas de las tasas más bajas de toda Europa y su subida, impulsada por el anterior Gobierno del PP, va en línea con la legislación. Sin embargo, Ayuso ha salido en defensa de la compañía milmillonaria que ha llegado a sugerir que los pasajeros de sus aviones vayan de pie en trayectos cortos. Y lo ha hecho dando por bueno y sin un atisbo de crítica a su chantaje de abandonar aeropuertos, hueco que ya están ocupando otras aerolíneas, y agachando la cabeza como si nada pudiese decirse ante este proceder.

"Cuando una compañía como esta deja de operar en un aeropuerto, especialmente regional o provincial, se cierran decenas de miles de puestos de trabajo directos e indirectos. Por eso estas decisiones políticas hay que tomarlas siempre con gran cautela", ha comprado Ayuso el marco de la complacencia empresarial que amenaza con los puestos de trabajo cuando pretende que se cumplan todos sus deseos. "Esta compañía es responsable directa o indirecta de más de 376.000 puestos de trabajo y aporta más de 27.000 millones de euros a la economía nacional”, ha ahondado la líder autonómica.

Con todo, e igual que hizo con BlackRock, Uber o Burger King, Ayuso ha considerado que Ryanair “es más que una compañía, es algo más que todo esto. Es un socio destacado en el desarrollo de la cohesión territorial y el turismo". La sucesión de halagos ha sido correspondida por la compañía irlandesa, que ha pasado la mano por la espalda a la neoliberal, a la que felicita por “siempre estar dispuesta a escuchar”, contrariamente al malvado Gobierno central, que “está poniendo piedras en el camino” a la humilde Ryanair.

Críticas desde la oposición

La capacidad de Ayuso por situarse siempre del lado de aquellos que van contra los intereses del país no ha dejado indiferente a nadie. Su principal rival en Madrid y ministra de Sanidad, Mónica García, ha criticado que “siempre aparece donde hay interés comercial aunque choque con derechos básicos”. “Barra libre a las multinacionales que se forran con nuestra sanidad, el derecho a la vivienda, el comercio de barrio, el transporte público”, ha expuesto de forma generalizada lo que para Ayuso debe ser “libertad”.

Centrando su valoración en el caso de Ryanair, ha lamentado que la fotografía junto con el líder de la aerolínea evidencia su respaldo a “cobrar el equipaje de mano, cobrar por elegir asiento contiguo y otras prácticas abusivas por las que Ryanair fue sancionada”. “Su libertad es para el negocio de las multinacionales por encima de los derechos de la ciudadanía”, ha zanjado. 

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