El polémico alcalde de Ourense, Gonzalo Pérez Jácome, vuelve a estar en el punto de mira y con él, el Partido Popular. Esta formación facilitó su investidura a cambio de su apoyo para seguir teniendo las riendas de la Diputación, que lidera, por herencia, José Manuel Baltar.

Este viernes, los socialistas gallegos presentaron en el pleno ordinario una moción de urgencia pidiendo, entre otras cosas, la dimisión del primer edil, tras empujar este a una sindicalista el pasado martes durante una huelga del transporte urbano. Pues bien, los populares se abstuvieron en la votación y tacharon de "oportunismo" la decisión de los PSdeG. 

No obstante, la moción salío aprobada con los votos del PSdeG, BNG, Ciudadanos y los ex miembros de Democracia Orensana. Los tres integrantes de DO presentes en el pleno votaron en contra.

Pese a todo, la portavoz popular, Flora Moure, no pudo hacer otra cosa que tachar de "lamentable" la acción del regidor. A su juicio se trata de unos hechos "que nunca debieron ocurrir" y por ello instó a Jácome a pedir disculpas. 

Moure pidió la votación por puntos de la moción de urgencia, lo que fue rechazado por la dirigente socialista. El texto, además de reprobar la acción del alcalde y reclamar su dimisión, también pedía un apoyo expreso a los trabajadores de la concesionaria.

En su intervención, el PSdeG defendió que "nadie en su lugar seguiría al frente del Ayuntamiento", a lo que el nacionalista Luis Seara añadió que "el PP mantiene a Jácome y Jácome mantiene a Baltar, porque son lo mismo". 

Chupitos y Coca-Cola

Lejos de verse presionado, Pérez Jácome, ironizó sobre la situación. Antes de iniciarse la votación aseguró que era como impedir elegir entre "chupito de hierbas" y "Coca-Cola", porque se obligaba a  rechazar una si se rechazaba otro.

Siempre polémico 

Antes de su salto a la alcaldía, Pérez Jácome era conocido por sus histrónicos discursos en una televisión pirata local, Auria TV, que en 2012 ya le llevó a los tribunales, acusado de piratear la señal de Digital. Era dueño de una tienda de instrumentos y, según quienes le conocían, siempre soñó con ser primer edil de Ourense, algo que le llevó a invertir, incluso, sus ahorros.

Su campaña electoral, como sus programas, también destacó por sus excentricidades. Lleó a emplear un robot adquirido en Japón para promulgar por las calles de la localidad la necesidad de cambio y de desalojar a Baltar de la Diputación, el mismo con el que, finalmente, decidió entenderse para hacerse con las riendas del municipio.