La campaña electoral gallega más españolista (entendiendo la palabra como centralista, madrileña, estatal) acaba de cumplir algo más de una semana. Es más que probable la victoria por mayoría absoluta de Alfonso Rueda el próximo día 18. Lo de ganar nadie lo pone en duda. Esa victoria (y seguir gobernando) será también la de Alberto Núñez Feijóo, quien le encargó la tarea de sucederle, a pesar de que no era el favorito para una parte de los 'populares'.

Entre otras cuestiones, a Rueda le echaban en cara sus otrora detractores su poco carisma y escasa capacidad de transmitir ideas, propuestas o lo que fuera. Todos estos 'debes' se observaron en el único debate en el que ha participado, aunque La Voz de Galicia se empeñe en decir otra cosa. Pero está ahí, con una gestión en este tiempo muy discutida desde diferentes sectores, porque lo que siempre ha sido y, a la vista está el momento elegido para estas elecciones, es fiel a Feijóo.

Es él, el de Os Peares, el que se juega más en la batalla gallega, de ahí el carácter 'españolista' de la cita. Y ese tratar de ayudar al 'soldado Feijóo', puede ser lo que decante la balanza al otro lado, al de la coalición progresista, a desbancar a los 'populares' de la presidencia de la Xunta.

Esta es la tierra en la que no pasa nada que no quiera el PP, o eso tratan de vender desde hace décadas; esto a pesar de las conexiones con el narco y los narcotraficantes; del nepotismo en las administraciones locales y autonómica y en las diputaciones; de los casos de corrupción que no pasan factura o de desastres ecológicos sin precedentes... Quizás esto era lo de dejarlo “todo atado y bien atado” al que se refirió un ferrolano, el dictador Franco, en su discurso navideño de 1969 y que tan bien interpretó otro gallego histórico, Manuel Fraga Iribarne, ya con la democracia en plena ebullición.

En ese plan que sitúa en el Fogar de Breogán (casi) siempre en el punta de la pirámide a la misma formación política juegan un gran papel, quizás fundamental, los medios de comunicación.

Y en esto, Feijóo ha sido un maestro que ha sabido seguir la línea de Esperanza Aguirre con Telemadrid y algún que otro medio privado. El ex presidente tiene en su haber la mayor protesta por manipulación informativa llevada a cabo por parte de trabajadores de la tele y radio públicas gallegas. Su sucesor no ha dudado en recoger ese testigo, al mantener al director general nombrado por el ahora líder nacional del PP cuando ganó las primeras elecciones en 2009.

En el caso de los privados, más de lo mismo. Es verdad que, en estos casos, el 'control' se realiza a cambio de millonarias (de millones) subvenciones. Si todo esto está bien preparado y engrasado, la meta del resultado electoral es más sencilla.

Es el sistema seguido durante décadas, aunque con mayor incidencia -coincidiendo con el boom mediático- a partir de los años 90, abarcando los gobiernos de Fraga, Feijóo y Rueda. Es verdad que entre medias (de 2005 a 2009) hubo el paréntesis del bipartito de PSdeG y BNG, en cuya caída, de nuevo, algún medio privado jugó un gran papel con noticias sobre coches, obras en despachos y fotos en yates.

La Voz de Galicia, periódico al que muchas veces se ha situado al lado del PP, informó de la multitudinaria marcha del domingo pasado en la capital gallega titulando 'La izquierda se manifiesta en Santiago en defensa de la sanidad pública'. Se da la circunstancia de que la noticia no la firma periodista alguno, lo que para muchos, sobre todo en los comentarios que realizan los lectores, es la línea editorial de un grupo que, con mucha diferencia, es el que más dinero público recibe (y ha recibido a lo largo de estos años) de la Xunta.

Es verdad que todos los que deben hacerlo, personas físicas y jurídicas, empujan en la dirección adecuada para sus intereses, es decir, la mayoría absoluta del Partido Popular. Y esto parece que es lo que va a ocurrir, a tenor de lo que dicen los sondeos. El trabajo en el extranjero, donde más de 400.000 gallegos o descendientes de gallegos tienen derecho a voto, también está hecho en forma de mucho dinero a las llamadas Casas de Galicia, que no son las controvertidas 'embajadas' catalanas, pero que durante décadas han sido perceptoras de importantes subvenciones y ayudas.

No obstante, el favor de Rueda a Feijóo, convocando las elecciones ahora y situando en el centro de su discurso los temas nacionales, puede ser el principio del cambio. En Galicia, como se ha repetido estos días, la abstención es el principal argumento del que se ha venido sirviendo el PP para ganar con mayorías absolutas. Cuanta menos gente vaya a votar, más opciones de repetir resultado.

Por ello, el día 18 se verá si Feijóo (y Rueda) se equivoca al cambiar lo que a él le funcionó, es decir, olvidar los temas de España y ponerse el traje de moderado, y provoca a los votantes socialistas (son los menos movilizados).

Son muchos los factores que influirán en el resultado final, porque aunque las encuestas le dan una subida importante al BNG, no se puede olvidar que lo mismo planteaban en las generales del pasado 23J y luego solo mantuvieron un único diputado.

Al margen de esto, lo que sí parece evidente es que, con independencia de lo ocurrido en 2005, nunca el cambio de gobierno ha estado tan cerca en Galicia. El que se juega mucho es Feijóo, más incluso que Rueda. La que seguirá los resultado comiendo palomitas será Isabel Díaz Ayuso, porque para ella la pérdida de este gobierno autonómico sería una buena noticia en el afán de su mano derecha de llevarla a dar la patada al de Os Peares. Sin embargo, los que, sin duda alguna, se juegan todo son los gallegos, que quizás por eso den la espalda al cambio y opten por la continuidad...