Las últimas horas políticas han estado marcadas por la petición del PSOE y Unidas Podemos para la destitución de Antonio Martín Hernández (ahora PP), alcalde de Vita (Ávila), por entonar una canción que "hace apología de la pederastia y de la violación". ElPlural.com recupera, por su interés informativo, la entrevista que realizó al regidor en 2019, cuando se presenó por Vox y se hizo con la alcaldía.

Entrevista a Antonio Martín Hernández

Enclavado en esa tierra maldita para el árbol que, según Camilo José Cela, es La Moraña abulense, a medio centenar de kilómetros de la capital provincial, se encuentra Vita. Con 87 habitantes, podría ser el paradigma de la España vaciada que tantos titulares ha dado en esta campaña electoral eterna que hemos vivido. Sin embargo, su salto mediático lo ha provocado Antonio Martín, el considerado en la noche del 26M el primer alcalde de Vox.

A mitad de camino entre Ávila y Salamanca, tanto que sus teléfonos empiezan por el prefijo 923, Vita sorprende al visitante que llega por una carretera de las de antes, tras rebasar un cambio de rasante que muestra sus casas de ladrillo de sopetón. A su entrada recibe el Río Zapardiel, el mismo que tantas veces cruza la autopista, que riega Medina del Campo, los viñedos de Rueda y que encuentra al Duero a las puertas de Tordesillas. Pero aquí, el Zapardiel, que acaba de nacer a unos metros, es apenas un regato que salva un puente ante el que hay que hacer turnos si dos coches se cruzan.

A ambos lados del puente reposan, con la mirada curiosa, dos grupos de vacas que casi superan en número a los vecinos, como ocurre en todos los pueblos de esta comarca dedicada a la ganadería y al cereal. De hecho, lejos de los focos que le persiguen estos días, la profesión de Antonio es la de la mayoría, “agricultor y ganadero”. Pero también cuenta con experiencia como alcalde, aunque por el PP.

Llegó al poder en 2016, tras una moción de censura apoyada por el concejal del PSOE para echar al tercer edil en discordia, el alcalde Emilio Hernández, a cuenta de una polémica por los terrenos de un coto de caza. El escándalo local no sorprendió al PP regional, que volvió a apoyar a Hernández por ser afiliado. Y, como suele ocurrir en los pueblos en los que lo importante es la persona y no el partido, Antonio se presentó por Vox.

P: ¿Qué pensó cuando se vio el domingo en todos los periódicos como “el primer alcalde de Vox”?

R: Bueno, pues me quedé muy sorprendido, es una de las cosas que yo no me esperaba que tuviese esta repercusión. Luego, hablándolo con los vecinos del pueblo, cuando fuimos a celebrarlo, pensamos que lo que nos gustaría es que sea para bien, que sea positivo, que nos den algún recurso más de los que tendríamos si hubiera habido esta repercusión, por si acaso el día de mañana se sigue.

P: Visto desde la óptica nacional, Vox llama mucho la atención, pero en los pueblos se suele votar al candidato y no al partido. ¿Por qué eligieron Vox y no cualquier otro?

R: Bueno pues no lo sé. Vox es un partido que, igual que puede tener extremos que a lo mejor no son buenos, pero para mí hay muchas cosas que sí que comparto con ellos. Digamos que un poco el sentido común, mantener el medio rural y mantener ciertas tradiciones y otro tipo de cosas que a mí no me disgustan.

P: ¿Y qué soluciones cree que puede dar Vox a un pueblo como Vita, que es lo que llaman ahora la “España Vaciada”?

R: Pues eso es lo que espero, hablar con ellos y a ver si tenemos alguna posibilidad de que esta repercusión nos sea favorable. A día de hoy los pueblos tenemos unos recursos que nos vienen impuestos de la Diputación como norma. Luego en algunas ocasiones se consiguen, cuando hay una necesidad de otro tipo, se consiguen algunas ayudas extras. Nosotros esperamos conseguir algún tipo de ayuda extra para avanzar y que el pueblo no se despueble, y en vez de ir a menos a ver si podemos ir a más.

P: En la política muchas veces hay ambiciones, buenos sueldos… Pero en un pueblo, ¿qué lleva a una persona a presentarse a las elecciones?

R: Nada, las ganas del pueblo y de luchar por él, es eso. No sé, que parece que llevamos el sentimiento de que es nuestro pueblo, que le queremos y de tirar para adelante por el pueblo. Porque aquí lo que perdemos es tiempo y dinero, y eso es así.

P: Usted ya es alcalde desde 2016, ¿cómo es el día a día de un alcalde en un pueblo de menos de 100 habitantes?

R: Aquí, la verdad, el día a día es bastante tranquilo. El día que viene el secretario es cuando tenemos más movimiento, que nos viene un día a la semana. Cuando los vecinos van a que le hagan los papeles, a pedir las cosas que necesiten y se lo tiene que gestionar el secretario y es el día que más movimiento tenemos. Luego sí, cada vecino cuando tiene alguna inquietud o problema te lo comenta, “oye mírame esto a ver si se puede solucionar”, pero no tenemos una avalancha que no nos deje vivir, es perfectamente compatible con nuestros trabajos de agricultura y ganadería.

P: No se cobra nada en los pueblos por ser alcalde, ¿no?

R: No, no, yo desde que he estado los viajes que me ha tocado hacer, no he cobrado ninguna dieta. Hay vecinos que me han comentado que eso está mal hecho, que tengo que poner un mínimo porque hay viajes que son exclusivos del Ayuntamiento y tienen un coste, aparte de que se pierde el tiempo pues eso, una dieta de kilometraje o cosas de esas. Pero yo hasta ahora no he llegado a percibir un duro.

P: ¿Qué viajes soléis hacer los alcaldes de los pueblos?

R: Tenemos ciertos viajes rutinarios, cada trimestre tenemos la Mancomunidad de las basuras, que hay unas reuniones a las que hay quea sistir, un alcalde o un concejal. Luego está la de Aderavi [Asociación para el Desarrollo Rural de Ávila], que también cada tres meses hay una reunión en Ávila. Luego tenemos la de la máquina que nos arregla los caminos, que cada tres meses tenemos reuniones en Arévalo. Esos son los fijos, y luego de vez en cuando pues viajes extras que hay que hacer por mirar cualquier problema de cualquier vecino en Diputación de Ávila o así.

P: Desde la perspectiva de un pueblo, la candidatura es algo práctico, ¿cómo se ven las polémicas que genera Vox en los periódicos a nivel nacional?

R: Aquí en el pueblo lo vivimos menos, o sea que no somos tan extremistas o no lo vemos ni tan mal ni tan bien. Hay en cosas que decimos que son así realmente, o se podrían suavizar un poco. Para Vox igual que hay muchas alabanzas, hay muchas críticas, sería cuestión de que aquí no se ve tan grave como lo ponen en otras partes.

P: ¿Cuánto influye la caza en los pueblos para elegir a Vox? ¿Cómo se ve esta práctica en los pueblos frente a las críticas que se oyen en las ciudades?

R: Ahora estoy por Vox, pero no tengo muy clara la postura que tenía respecto a la caza, pero mi opinión particular es que es una de las cosas que siempre ha habido y que me ha parecido bien, lo conozco así. Luego pueden estar los animalistas que no estén de acuerdo, pero siempre ha habido animales que si no hay ningún control podrían pasar a ser plagas. Y genera un dinero para el pueblo y una afición para ciertas personas que lo disfrutan y lo pagan, y lo veo correcto.