La Audiencia Provincial de Zamora ha condenado al exdirector de una sucursal bancaria de Tábara a reintegrar más de 681.000 euros a varios clientes ancianos de cuyas cuentas fue sustrayendo diversas cantidades durante años para satisfacer su ludopatía, considerándole autor de un delito continuado de apropiación indebida y otro de falsificación de documento mercantil, con las atenuantes de reconocimiento de la infracción y padecimiento de ese trastorno.

La sentencia, que ha dado a conocer el Tribunal Superior de Justicia de Castilla y León, condena también al exempleado del Banco de Santander a la pena de un año y once meses de prisión y seis meses de multa, a razón de una cuota diaria de 10 euros, con responsabilidad personal subsidiaria en caso de impago de un día de privación de libertad por cada dos cuotas impagadas; y al mismo tiempo, le absuelve de los delitos de usurpación de estado civil y de estafa de los que también estaba acusado.

En concepto de responsabilidad civil, se le condena a pagar como indemnización al Banco de Santander, que a su vez indemnizó a algunas de las víctimas como responsable subsidiario, 419.165 euros, y el resto a diversos clientes, a todo lo cual habrá que sumar los intereses legales desde que fue sustraída cada suma.  

Ludopatía mixta

La sentencia considera probado que el acusado, sobre el que no constaban antecedentes penales, fue el único empleado del Banco Popular de la sucursal de Tábara entre los años 2015 y 2020 y posteriormente director del Banco de Santander, desde la fusión de las entidades, puestos que aprovechó para, contando con una "especial confianza profesional" con varios clientes de avanzada edad y escasa formación, ir realizando disposiciones del dinero que tenían depositado, simulando su firma.

Con estos importes, señala la Audiencia, "satisfacía su adicción a juegos de azar, que le producía una minoración de su voluntad", hasta que la cantidad apropiada a lo largo de todo ese tiempo de las cuentas de ocho clientes alcanzó los 681.635 euros.

Según el informe médico aportado por la defensa, el ahora condenado presenta un cuadro de "ludopatía mixta", trastorno que propició una moderada disminución de sus facultades volitivas en el período de los hechos, que posteriormente reconoció.

De hecho, fue el propio condenado el que, a raíz de la denuncia que presentó una de las clientas en enero de 2020, confesó las restantes apropiaciones de las que no se tenía noticia, puesto que, inventándose pretextos cuando los clientes le pedían sus cartillas, era tal la confianza que las víctimas tenían en él, que "les hizo creíbles las excusas", de modo que desconocían que les había ido sustrayendo sus ahorros.

La sentencia considera que no procede la indemnización por daños morales que reclamaban algunos de los afectados, e impone las costas al condenado, además de la pena accesoria de inhabilitación especial para el derecho de sufragio pasivo durante el tiempo de la condena.