El pasado domingo, el director del Plan Estratégico de Turismo de la ciudad de Barcelona, Albert Arias, lanzaba la siguiente perla en Twitter: “O sea, que un tío se pelea con otro y, de repente, la ciudad es Gomorra, el país se hunde, las rotativas se calientan y, al final, como no, la culpa es de Colau, que no hace nada”. Y terminó rematando: “Sinceramente, os podéis ir a la mierda”.

 

Con este tuit inoportuno por el que ya ha pedido perdón, Arias quiso mostrar su rechazo a toda la alarma social generada en la capital catalana desde el pasado miércoles, cuando unos manteros propinaron una paliza a un turista norteamericano. El origen de la pelea aún está por esclarecer. Según la Guardia Urbana, todo empezó cuando una mujer con un cochecito de bebé se quejó de la ocupación del espacio público por parte de los vendedores ambulantes, que respondieron increpándola hasta que el turista salió en su defensa y terminó en el hospital con heridas leves.

La versión de los manteros, en cambio, no tiene nada que ver. Lamine Sarr, del sindicato Popular de Vendedores Ambulantes de Barcelona, explicó el sábado que la pelea se había producido “en defensa propia” y no por los motivos por los cuales se les acusa. Según Sarr, el origen se produjo a raíz de la discusión entre un vendedor ambulante y una "pareja de árabes" que, al no estar de acuerdo con el precio de un producto que estaban regateando, aprovecharon que el mantero les dio la espalda para "propinarle dos golpes en la nuca y en la base del tronco con una botella". Según Sarr, los compañeros del mantero agredido se defendieron de la agresión y es cuando "una fascista salió de un bar e intentó pegarles", momento en que también intervino el ciudadano estadounidense, que " no pintaba nada allí ", afirma Sarr.

No obstante, tanto la oposición como los grandes lobbies del turismo y el comercio barcelonés vieron una oportunidad y pidieron explicaciones al grupo del gobierno, En Comú-Podem, y arremetieron directamente contra la alcaldesa, a la que acusaron de “permisividad” con los manteros y de convertir Barcelona en una ciudad “fuera de control”; motivo por el cual el director del Plan Estratégico de Turismo terminó perdiendo los nervios en Twitter este domingo.

Pero las críticas de los usuarios de esta red social no se han hecho esperar y muchos le han recriminado a Arias que “cómo era posible que se atreviese a enviar a los ciudadanos a la mierda teniendo un cargo público”. Ante tal panorama, el director ha pedido perdón por haber hecho un tuit “nada certero fruto de la impotencia”; se ha disculpado a la diputada delegada de Promoción Económica y Ocupación, Sònia Recasens, por “las formas” y ha remarcado que “en ningún caso estaba hablando desde su posición profesional”.