El periodista del Diari de Girona Albert Soler, ha publicado recientemente un libro Estavem cansats de viure be que esperamos sea pronto traducido al castellano para disfrute de la gente sensata que aun sobrevive. Soler, azote del independentismo que, desde el humor, califica de loco a Carles Puigdmont, al que conoce bien, describe gráficamente la situación cuando señala que, en su ciudad, según se va avanzando hacia las zonas más ricas los chalets son más grandes, los coches más lujosos y las esteladas más frecuentes porque, a mayor riqueza “mayor opresión“. La rica burguesía catalana y sus hijos de la Universidad, todavía más oprimidos, se han cansado de vivir bien. Están entre la gente que mejor vive en todo el mundo, enfermos de una malaise del bienestar que, hasta ahora, con la excepción de Stendhal, era desconocida.
La enfermedad se está contagiando a Madrid y a otras ciudades donde, a barrio más rico, más banderas españolas, mientras que la prensa conservadora intenta convencernos de lo terrible de la situación explicando a las burguesías locales cómo vamos camino del desastre. El líder de Vox ha amenazado incluso con la implantación otra vez de las cartillas de racionamiento si el presidente en funciones consigue formar Gobierno con Unidas Podemos.
Me imagino que millones de españoles que viven por debajo del umbral de la pobreza están deseando que la profecía se cumpla para tener garantizada la manduca diaria y los más ilustrados pensarán que, al final, nos vamos a parecer a los Estados Unidos donde 45 millones de personas de bajos o nulos ingresos se benefician del food stamp program por el que pueden recibir alimentos con la tarjeta que les acredita como participantes en el programa y que, hasta hace unos años, se pagaban con cupones -stamps- exactamente igual que nuestras viejas cartillas. Nada que ver con el programa europeo de ayuda alimentaria a los más desfavorecidos que es simplemente caridad estatal.
Los mayores no podrán evitar acordarse de la gran telenovela mexicana de 1979 Los ricos también lloran, en la que la protagonista, Mariana Villareal, magníficamente interpretada por la inimitable Verónica Castro, pensaba que era una pobre que prácticamente vivía de la caridad, cuando en realidad su madrastra le ocultaba que era rica para poder beneficiarse ella.
A la burguesía indepe catalana le pasa algo parecido: la madrastra Torra y su “banda “les han convencido de que son pobres, es decir oprimidos, cuando en realidad son ricos, es decir opresores, mientras que los realmente oprimidos no tienen fuerza ni para gritar llibertat.
Cuando oigo eso de qué mal están las cosas no contesto que mal, lo que se dice mal, están en casi todo el mundo. Allí donde no hay para comer, África, más de 1.000 millones de personas pasan hambre, allí donde hay violencia; casi toda América del Sur, u opresión como China, y especialmente Hong Kong. Sino que comparo nuestra situación con la de países plenamente desarrollados como Estados Unidos, donde un presidente paranoico ha conseguido que la división de la sociedad sea la mayor desde la Guerra de Secesión, o Gran Bretaña, que puede dejar pronto de serlo, que este mes de diciembre tendrá que escoger entre la peste y la cólera, donde la mitad de la población ha sido abducida por la “madrasta que les ha convencido de lo pobres que son actualmente, pero lo ricos que serán cuando naveguen solos .Por supuesto Francia tiene solo un problema menor como los chalecos amarillos y Alemania otro con los que quieren dar una segunda oportunidad al nazismo. Polonia y Hungría lo tienen con su democracia iliberal y Rusia con sus vecinos, por no hablar de Turquía, del resto del Oriente Medio, de la demócrata Israel con su Primer Ministro encausado. En fin, para qué seguir. Bueno siempre nos quedan los nórdicos.
Parece que muchos españoles, especialmente catalanes, americanos y británicos se han cansado de vivir bien, mientras que los americanos del sur se han cansado de vivir mal, pero son los ricos los que más lloran –todo es horrible- porque a los pobres ya no les quedan lágrimas y están más preocupados por sobrevivir.
Ignacio Vasallo es periodista, licenciado en Derecho y administrador superior del Estado. Fundador y primer Director General de Turespañam, ha sido premiado con la Gran Cruz de Isabel la Católica.