Ciudadanos y Partido Popular no son capaces de mirar hacia Cataluña sin evidenciar la gran preocupación que padecen. No sólo por el escenario de tensión constante, sino por la debacle de los dos partidos autodenominados constitucionalistas. Para intentar sortearla, ambas fuerzas han depositado sus últimas esperanzas en Inés Arrimadas y Cayetana Álvarez de Toledo, que se enfrentarán en una lucha encarnizada por los escasos escaños que se prevén para ellos.

Donde existe más preocupación es, sin duda, en Ciudadanos. La formación de Albert Rivera, que se gestó en Cataluña como respuesta al independentismo, ha crecido paulatinamente hasta ganar las elecciones en 2017. Pero como creció, también menguó, como si de una prensa delicada en la lavadora se tratase.

En menos de dos años, la inmensa fuerza que tuvo Ciudadanos en Cataluña se ha reducido prácticamente por completo. De hecho, después de ser la fuerza más votada en los comicios autonómicos celebrados en diciembre de 2017 tras la crisis generada a raíz del 1-O, Arrimadas y los liberales encabezaron la rebeldía contra el poder independentista establecido.

Sin embargo, su posterior radicalización y conversión inmediata a una formación puramente derechista para asaltar el trono de un endeble PP, les ha valido a los liberales para caer a plomo tanto en encuestas como en elecciones. De hecho, el pasado 28 de abril, a duras penas aglutinaron el 11% de los votos, siendo adelantados por el PSC. Ahora, según encuestas, retrocederían hasta cuatro puntos más y perderían tres escaños.

Receta contra debacles

La oposición al independentismo siempre se le ha dado bien a Ciudadanos y más con Arrimadas como cabeza visible. De hecho, con la portavoz parlamentaria al frente, los liberales consiguieron la victoria electoral en las autonómicas de 2017 como respuesta al desafío independentista del 1 de octubre.

Para ello, después de extirparla de Cataluña para introducirla en el Congreso, la cúpula de Ciudadanos ha decidido que regrese al que fue su campo de batalla durante muchos años de la mano de Albert Rivera y Lorena Roldán.

Ante el temor a una debacle aún mayor o a una difícil, pero posible desaparición, la formación naranja ha decidido remarcar Cataluña en esta campaña electoral. Esto evidenciaría la decisión de la cúpula liberal de cerrar la misma en Cataluña con un gran acto que contará con la presencia de la candidata.

Lucha de titanes

Pero en esta lucha por la remontada no está sola Inés Arrimadas y tendrá que competir con un rival duro de roer. Un enfrentamiento a cara de perro por recuperar la confianza del electorado del centro-derecha constitucionalista en Cataluña. Votos perdidos que valieron al PSC para erigirse como la fuerza más potente en este sector del campo de juego.

Pese a que Arrimadas deberá pescar a electores más centrados del socialismo catalán, su principal oportunidad pasa por derrotar a Cayetana en esa guerra del centro-derecha que Ciudadanos y PP llevan tiempo librando y que en Cataluña puede ser vital, pues podría suponer, incluso, que una de las dos no tenga un asiento en el Congreso la próxima legislatura.

De momento, encuestas como la de El Periódico de Cataluña, dan un empate técnico a los tres partidos de la derecha. Dos escaños y 6% de sufragios para los tres, mientras que el CIS le otorga tan sólo un sillón al Partido Popular, entre uno y dos a Ciudadanos y ninguno para Vox.

La sentencia del procés se antoja vital para este crudo enfrentamiento entre populares y liberales en la pugna por recuperar potencia en el farragoso terreno catalán. Es cierto que en Ciudadanos ven una ligera mejoría en las encuestas que manejan, pero consideran fundamental esta campaña exprés, en la que su estrella no saldrá de Cataluña en todo el fin de semana de campaña para salvar los muebles y lucir algo de poderío ante Cayetana.