Los Premios Diké de Derechos Humanos, impulsados por las Cortes de Castilla-La Mancha, vivirán este miércoles en Toledo su primera ceremonia de entrega. El Palacio de Benacazón será el escenario en el que la institución reconocerá a la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados de Palestina (UNRWA), a la artista Rozalén y a los municipios de Villamalea y Tarazona de la Mancha, distinguidos por su compromiso con la paz, la igualdad y la convivencia. Una iniciativa que nace en un momento especialmente necesario, cuando determinados discursos políticos que han ganado espacio en España tienden a cuestionar derechos fundamentales que la ciudadanía daba por consolidados.

El presidente de las Cortes de Castilla-La Mancha, Pablo Bellido, ha explicado que estos galardones buscan vincular la labor institucional con la defensa de los valores democráticos, subrayando que la Constitución no solo define derechos, sino que también exige una forma de entender la política basada en el respeto, el diálogo y el consenso. En un contexto en el que las derechas han decidido levantar muros ideológicos y alimentar la crispación, Bellido ha reclamado la necesidad de defender lo que denomina “el espíritu de la Transición”, frente a lo que advierte como “la odiocracia”, esa deriva que convierte la convivencia en un campo de batalla.

En esta primera edición, el reconocimiento a la trayectoria internacional recae en UNRWA, la agencia creada en 1949 para atender a la población refugiada palestina. El jurado destaca su papel esencial en la asistencia humanitaria y en la documentación de las violaciones de derechos humanos, especialmente en un escenario tan devastador como el de Gaza. La organización, además, ha sido víctima directa de la violencia y se ha convertido en objetivo de ataques, lo que refuerza la importancia de su labor en un momento en el que algunos gobiernos alineados con posiciones próximas a la ultraderecha internacional intentan deslegitimar su trabajo.

El segundo premio recaerá en los ayuntamientos albaceteños de Villamalea y Tarazona de la Mancha, reconocidos como referentes nacionales de convivencia y actitud antirracista. Sus políticas municipales, elaboradas junto a los servicios sociales, entidades locales y vecinos, han consolidado un modelo de inclusión valiente, una forma de demostrar que la convivencia no es solo un ideal, sino una práctica cotidiana que fortalece el tejido social. Frente a los discursos que criminalizan la diversidad —en gran medida alimentados por Vox y tolerados por el PP en muchos municipios—, estos pueblos representan el camino opuesto: el de la integración como herramienta para construir comunidad.

El tercer galardón distinguirá a la artista Rozalén, cuya carrera ha estado marcada por un compromiso inequívoco con la igualdad, la memoria democrática, la inclusión y la paz. Su música, siempre acompañada por la intérprete de lengua de signos Beatriz Romero, se ha convertido en un vehículo de expresión social y en un puente hacia quienes encuentran barreras en el acceso a la cultura. En tiempos en los que ciertos sectores intentan relativizar o directamente negar la importancia de los derechos humanos, Rozalén simboliza la fuerza de la cultura como herramienta de transformación.

Bellido ha insistido en que los Premios Diké nacen precisamente para reforzar la democracia autonómica y para recordar que sin derechos no hay libertad, y sin convivencia no existe un proyecto común. Una defensa que, lejos del ruido partidista de las derechas, sitúa a Castilla-La Mancha en la senda de aquellas instituciones que entienden que la política debe servir para proteger a las personas.