La historia se repite en Castilla-La Mancha con el agua como protagonista. Si en tiempos de María Dolores de Cospedal el PP rubricó el polémico memorándum del trasvase Tajo-Segura que dejó a la región atada de pies y manos frente a los intereses del Levante, ahora su sucesor al frente del partido, Paco Núñez, ha dado un paso aún más explícito.

Este fin de semana, durante un acto en Murcia encabezado por Alberto Núñez Feijóo y en el que participaron todos los dirigentes autonómicos del Partido Popular, Núñez ha estampado su firma en la Declaración de la Región de Murcia, un documento que consolida la negativa popular a poner fin al trasvase del Tajo hacia el Segura y que blinda el modelo trasvasista en beneficio de Murcia y la Comunidad Valenciana. Durante la cita, el presidente del PP castellanomanchego no pronunció ni una sola palabra en defensa de los intereses hídricos de la región.

La decisión choca de lleno con las sentencias del Tribunal Supremo, que en los últimos años han acelerado el blindaje del caudal ecológico del río a su paso por Castilla-La Mancha, obligando a garantizar un nivel mínimo de agua antes de plantear cualquier derivación hacia el Levante. El alto tribunal ha establecido que el Tajo necesita un caudal suficiente para preservar su salud ambiental y evitar su degradación, consolidando un marco jurídico que obliga a reducir la dependencia del trasvase y a replantear el modelo hídrico vigente.

Núñez se alinea con el Levante

Pese a este escenario, Núñez ha preferido alinearse con los intereses murcianos y valencianos, que se resisten a perder el flujo de agua procedente de Castilla-La Mancha. Una maniobra que deja a la región en una posición de debilidad, contradiciendo el discurso que el propio PP castellanomanchego había firmado en el pacto regional del agua, sellado en la Comunidad Autónoma para defender los recursos hídricos y priorizar las necesidades de la cuenca.

Desde el PSOE de Castilla-La Mancha han advertido que lo rubricado este fin de semana es “incompatible” con el pacto regional del agua. La declaración impulsada por Feijóo y los barones populares consolida los trasvases y mantiene a los ríos Tajo y Júcar, así como al Segura en la provincia de Albacete, supeditados al desarrollo de otras regiones.

Una visión que convierte a Castilla-La Mancha en mero territorio de sacrificio hídrico para beneficiar a los intereses del Levante, sin atender ni al equilibrio territorial ni al criterio de sostenibilidad que marcan las resoluciones judiciales.

La prioridad es Feijóo

El movimiento ha abierto una grieta política evidente. Mientras el pacto autonómico buscaba blindar el agua para Castilla-La Mancha y reducir la dependencia externa, la firma en Murcia actúa en sentido contrario. La contradicción obliga a Núñez a decidir de qué pacto borra su firma: si del que firmó en Castilla-La Mancha o del que ha ratificado junto a Feijóo en Murcia.

Lo cierto es que, con esta adhesión, el PP castellanomanchego ha enviado un mensaje claro. La prioridad no es el Tajo ni los intereses de la región, sino la estrategia nacional de Feijóo y la presión del Levante. Una estrategia que supone, en la práctica, vender a Castilla-La Mancha para mantener vivo un modelo trasvasista que el propio Supremo ha puesto en cuestión.

Síguenos en Google Discover y no te pierdas las noticias, vídeos y artículos más interesantes

Síguenos en Google Discover