Para la extrema derecha, lo sucedido hoy en el Parlamento andaluz ha sido algo más que un fracaso: ha sido prácticamente un ridículo porque ha mostrado su peor cara y porque hasta sus socios le han afeado esa actitud.

Y es que esta vez los ultras no han logrado arrastrar a PP y Ciudadanos para que dieran el visto bueno a su extravagante propuesta de implementar "medidas para garantizar la calidad de la asistencia en todos los abortorios públicos y privados, de tal modo que se garantice que estos centros cumplen escrupulosamente con la legislación vigente, evitando de esta forma cualquier práctica irregular".

Los puntos restantes de la moción de la extrema derecha sobre políticas de familia sí han contado con el apoyo del PP y Ciudadanos, pero no así el relativo al aborto, en el que Vox se ha quedado solo.

Malos augurios

Los votos contrarios del resto de la Cámara han rechazado lo que pretendía ser un plan de "apoyo emocional, laboral, educativo, médico y económico para promover la continuación del embarazo, antes y después de dar a luz, así como de informar de todos los beneficios y ayudas existentes, así como la realización de los diferentes tramites de los que pudieran ser beneficiarias las familias".

La dureza con que esta mañana arremetió contra la pretensión de Vox la diputada naranja Mónica Moreno y la actitud reservona del PP ante la misma auguraban el fracaso que ha tenido lugar a la hora de la votación, ya por la tarde.

Los dos socios de Vox habían intentado con sus propias enmiendas limar el texto original, pero los ultras se han negado a tocar una coma y su plan contra el aborto se ha estrellado contra una abrumadora mayoría de la Cámara.

En su enmienda, el PP planteaba suprimir el ofensivo término "abortorio", mientras que Cs iba más lejos y proponía que la moción incluyera una referencia explícita a "garantizar el respeto a la Ley Orgánica del de 3 marzo de 2010 de salud sexual y reproductiva y de la interrupción voluntaria del embarazo".

Cs pone distancia

La lectura política más significativa de la jornada es que Ciudadanos, azuzado por los pésimos resultados electorales del pasado domingo, habría empezado distanciarse nítidamente de Vox, al menos en las materias que conforman el núcleo doctrinal más retrógrado de la formación antifeminista.

Autorizan a hacer esa lectura dos hechos: el rechazo naranja a los 'abortorios' ultras y la campaña oficial, anunciada hoy en el Parlamento por la consejera de Igualdad, de información y sensibilización para promover "actitudes más favorables, inclusivas y equilibradas hacia las personas migrantes y, en especial, para los niños y niñas menores no acompañados". 

Desde que, tras las municipales y autonómicas de mayo, Vox obligó a Cs a hacerse la foto con ellos firmando un solemne acuerdo presupuestario, el partido naranja parecía haberle tomado un cierto miedo a los ultras, hartos a su vez de que hasta ese momento la formación de Albert Rivera los viniera tratando como unos apestados, pese a haber entrado en el Gobierno andaluz gracias a sus votos.