En las condiciones más adversas, Pedro Sánchez demuestra, una vez más, ser un político con iniciativa, discurso, y capacidad contra viento y marea. Si lo dudan, deberían observar de nuevo el debate de ayer. El candidato socialista expuso su programa social y supo subrayar la importancia de cuestiones fundamentales en un escenario en el que siempre estuvo en clara desventaja y con mucho que perder. Dos contra uno y, a veces, tres contra uno, para un debate que podría haber tenido otro desarrollo pero que desde un principio fue una constante sucesión de ataques al presidente, los socialistas y el gobierno de los diez meses. 

El debate de RTVE, al que acudían los cuatro líderes de las fuerzas con mayor representación parlamentaria, se desarrolló con más sosiego del que pensábamos que era posible. Como espectador lo agradezco pero, aunque las formas parecen haber mejorado ante las cámaras de la televisión pública, no faltaron descalificaciones bastante personales, y debate, lo que se dice debate, no hubo tanto. Sabemos que en cuanto salgan de allí, algunos volverán a elevar aún más el tono aprovechando que nadie podrá replicarle.

Pablo Iglesias en general estuvo de paseo, nadie le hizo sudar, porque ataques bien pocos recibió. Constitución en mano, el profesor dio bastantes clases olvidando que hace poco ponía esa misma constitución a caer de un burro, pero no vamos a criticar a quien rectifica para bien. Ahí él estaba cómodo, pero no perdonó las oportunidades con las cuestiones que lleva machacando durante la campaña, aún así, dejó claro que llegado el momento pactará con el PSOE, porque para las cosas importantes hay que dialogar y pactar. Pedro Sánchez tuvo un minuto en el que agradeció el apoyo recibido durante este gobierno por parte del grupo de Unidas Podemos para sacar adelante las medidas sociales. Un momento agradable dentro de un debate intenso.

Aunque he mencionado que los candidatos fueron bastante templados en cuanto a modales, no se suavizó nada el grueso de las mentiras y medias verdades. El líder del PP volvió a afirmar que el paro subía, cosa que sabemos sobradamente falsa, e hizo responsable absoluto al ejecutivo de Sánchez de que “España no va bien” o como hubiera reiterado de otra manera el añorado Rajoy: todo va mal por culpa de Sánchez. Tal vez Casado debería tener más presente antes de hacer estas afirmaciones que si por algo es precisamente presidente Pedro Sánchez es porque ganó una moción de censura a un gobierno del PP condenado por corrupción con un presidente, Mariano Rajoy, que hizo una gestión desastrosa del desafío secesionista catalán. Con solo 84 diputados, Pedro Sánchez tuvo la valentía de ofrecer una alternativa, lo consiguió, y la cosa va, sin duda, mejor que antes.

La derecha no aflojó en ningún momento y todo fue una constante sucesión de acusaciones contra Pedro Sánchez, ante las cuales él tenía aspavientos para las mentiras, pero también artillería para devolver. Y es que cuando tocó el tema más grave de esta campaña, el feminismo, con una mirada tranquila y fuerte expuso bien claro a Pablo Casado que toda esta cuestión se le había ido de las manos a la derecha, a sus candidatos y candidatas. “No es no. Y que cuando una mujer no dice sí, es no”. La magnitud del 8M es algo que no se puede ignorar, porque los hechos son clamorosos. Casado mejor calló, también tuvo la ayuda de un quite de Albert Rivera.

Pedro no solo defendió la gestión que los socialistas han realizado durante este tiempo sino que explicó muchos puntos del proyecto socialista para el futuro, alejó el miedo sobre el independentismo, y es que nadie es más sólido y claro en esta cuestión. Con los socialistas no habrá independencia, pero también consiguió dejar claro que los problemas de España no los arreglan estas derechas, algo que sabemos muchos votantes, pero que en el escenario en el que estaba había que recordar claramente.

A la hora de defender las cosas importantes para todos y todas, como la lucha contra la desigualdad, el PSOE liderado por Pedro Sánchez es la opción más clara. Recordemos que todos los allí presentes se postulan para ser presidentes del gobierno. Hagan una pausa y visualicen de verdad a cada uno como presidente, su presidente. ¿Qué opinión le merecen? Dice usted, señor Casado, que Pedro Sánchez “no da la talla como presidente”. Como decimos de forma sintética en Andalucía: No ni ná.