Los obispos andaluces han terciado hoy en la controversia desatada por el partido ultraderechista Vox al exigir al Gobierno andaluz que facilite a la Policía la identidad de 52.000 inmigrantes irregulares para así poder expulsarlos del país.

En su CXLII Asamblea Ordinaria de los Obispos del Sur de España –que incluye las diócesis de Sevilla, Granada, Almería, Cádiz y Ceuta, Córdoba, Guadix, Huelva, Jaén, Asidonia-Jerez y Málaga–, el director del secretariado de migraciones de la diócesis de Cádiz y Ceuta, Gabriel Delgado, ha destacado que “las migraciones son un fenómeno global y muy complejo, que tiene, sin embargo, más consecuencias positivas que negativas”, al tiempo que alerta “del aumento de actitudes xenófobas y racistas con argumentos manipulados que no siempre se corresponden con la realidad”.

El presidente andaluz, Juanma Moreno, muestra poco dispuesto a cumplir las exigencias de Vox, aunque no ha llegado a descalificarlas abiertamente en ningún momento. Y lo mismo su consejero de Salud y Familias, Jesús Aguirre, contrario a que los médicos desempeñen tareas de información a la Policía que no les competen, aunque sí puedan hacerlo otras instancias administrativas si así lo reclama la Policía.

Los Obispos reconocen y valoran el esfuerzo que realizan tantas instituciones eclesiales en favor de los migrantes en Andalucía, "desde las parroquias y las Cáritas parroquiales y diocesanas, hasta las congregaciones religiosas y otras instituciones que acogen, protegen, promueven al migrante y buscan su integración".

También alientan los esfuerzos que se realizan para sensibilizar a la sociedad y denuncian la tragedia que suponen tantos naufragios en el mar. “La Iglesia –subraya también el comunicado que han difundido esta tarde– defiende que los migrantes son personas, con la misma dignidad y derechos que los demás. Son hermanos nuestros e hijos de Dios”.

Al mismo tiempo, los Obispos “son conscientes de los retos que plantea este fenómeno de las migraciones en Andalucía: las tragedias mortales en las costas andaluzas, la situación de los menores no acompañados, la trata de personas, y el incremento del rechazo y del racismo en la sociedad y en nuestras comunidades. Estos retos exigen un compromiso de toda la sociedad y, también, de la Iglesia”.