Los movimientos tácticos han comenzado: los diferentes actores de las primarias del PSOE andaluz sitúan sus piezas en el tablero. Ayer mismo tuvo lugar una escaramuza muy significativa en la poderosa agrupación socialista de la provincia de Sevilla, donde los seguidores de Susana Díaz consiguieron evidenciar, mediante una votación, que el peso de los críticos en la Comisión Ejecutiva Provincial es hoy por hoy bastante limitado.

Tras un debate que se prolongó durante varias horas, a propuesta de la secretaria general, Verónica Pérez, muy cercana a Díaz, se sometió a votación la propuesta de adelantar las primarias para elegir al candidato o candidata a la Presidencia de la Junta de Andalucía, una iniciativa defendida por el alcalde de Sevilla y virtual adversario de la expresidenta andaluza, Juan Espadas.

Hubo 51 votos en contra de ese adelanto, 14 a favor de él y tres abstenciones. En porcentajes, 75 frente a 25 por ciento: la agrupación no es un bloque granítico, pero lo sucedido ayer certifica que la fortaleza orgánica de Díaz no es imaginaria.

Un bloque heterogéneo

Como se sabe, la idea de adelantar las elecciones primarias fue lanzada diez días atrás por la Ejecutiva Provincial del PSOE de Jaén, la más importante de Andalucía junto con la de Sevilla. En Jaén sí triunfó la propuesta, aprobada prácticamente por unanimidad, pero no sucedió lo mismo en Sevilla.

Los críticos con Díaz no están todavía encuadrados en una corriente homogénea y organizada, pero a todos ellos –sanchistas de primera y segunda hora, damnificados del susanismo, dirigentes y exdirigentes convencidos de que la pérdida de la Junta pulverizó el liderazgo de Díaz– les une la convicción de que solo un relevo en la Secretaría General y en el cartel electoral permitirá a los socialistas tener opciones efectivas de desalojar a la derecha del palacio de San Telmo.

Ahora mismo las encuestas no le son propicias al PSOE de Díaz. Las derechas volverían a sumar mayoría de escaños, sobre todo si el bloque situado a la izquierda del PSOE no se recompone y el propio PSOE no se recupera anímicamente del batacazo de 2018.

Preguntas en el aire

Más allá de movimientos como el de ayer en Sevilla, muchas preguntas siguen en el aire: ¿se decantará abiertamente Ferraz por el candidato alternativo Juan Espadas? ¿Habrá desbandada de cargos públicos y dirigentes locales de las filas de Díaz? Si se produce tal situación, ¿será determinante a la hora de la votación? ¿Logrará el goteo de deserciones que la palabra ‘rendición’ entre a formar parte del vocabulario de la expresidenta? ¿Dará los frutos deseados la intensa precampaña de Díaz en las agrupaciones locales de las distintas provincias? ¿Será un hándicap insalvable para Espadas su escasa relación con la militancia o su vinculación exclusiva con Sevilla?

El argumento de los críticos para adelantar el calendario de primarias –la última palabra la tiene formalmente el Comité Federal pero realmente Pedro Sánchez– es que Moreno podría adelantar las elecciones y coger al PSOE andaluz con el pie cambiado, como le sucedió a la Agrupación Socialista Madrileña cuando en marzo Isabel Díaz Ayuso convocó las urnas para el 4 de mayo.

Moreno no tiene prisa

Hoy por hoy, sin embargo, tal adelanto por parte de Moreno es muy improbable. La lealtad de Ciudadanos está perfectamente amarrada y Vox, ‘tercera pata del cambio’, ha descartado públicamente a través de su líder Santiago Abascal que tenga intención de retirar su apoyo al Gobierno andaluz.

Aunque la anticipación del calendario electoral no esté en los planes de Moreno y pueda sonar a excusa, quienes piensan que Díaz no es una buena opción electoral prefieren acelerar el proceso de primarias para que su sustituto tenga tiempo de asentar su liderazgo y su grado de conocimiento.

Parece seguro que el presidente andaluz no convocará elecciones este año, pero sí podría hacerlo en la primavera de 2022, unos siete u ocho meses antes de diciembre de ese año, fecha en que expira la legislatura. En tal caso, mantener la elección del secretario general o del candidato para finales de este 2021 dejaría al virtual vencedor –si este no fuera Díaz– con poco tiempo para llevar a cabo la renovación del partido y afianzar su candidatura electoral.