Los socialistas andaluces cambian de posición. Desde ayer están alineados con el Gobierno de España, la Comisión Europea, la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir, la Unesco y las principales organizaciones ecologistas nacionales e internacionales, instituciones todas ellas contrarias a la proposición de ley impulsada en la pasada legislatura por el PP, Cs y Vox para convertir terrenos forestales en suelos agrícolas regables en los municipios al norte de la Corona Forestal de Doñana. 

De ser finalmente aprobada, la ley equivaldría en la práctica a amnistiar regadíos ilegales al estar enclavados en terreno forestal donde está prohibida la explotación agrícola. Todas las instituciones contrarias a dicho indulto consideran que, de materializarse, agravaría hasta límites insoportables la sobreexplotación del acuífero de Doñana.

El secretario general del PSOE-A y jefe del grupo parlamentario autonómico, Juan Espadas, dijo ayer de forma muy contundente que si el Gobierno andaluz "viene con lo mismo que trajo al Parlamento tendrá el no absoluto; si se quiere hacer lo mismo que la otra vez, conmigo que no cuente", remachó un Espadas consciente del estupor creado en su momento en muchos votantes y simpatizantes con su abstención.

La controvertida votación tuvo lugar el pasado 9 de febrero. Además de sorpresiva, la abstención socialista en el Parlamento resultó desconcertante. De la dura intervención del diputado Mario Jiménez, que defendió desde la tribuna la posición de su grupo, no cabía deducir que los 33 parlamentarios del PSOE iban a abstenerse: “En Doñana –dijo entonces Jiménez– no se puede entrar como un elefante en una cacharrería; Moreno Bonilla va a perjudicar a la agricultura de la provincia, ha engañado a los agricultores y es un irresponsable por querer cambiar el Plan Forestal, un plan consensuado”.

La sesión parlamentaria tenía lugar un día después de que, junto a los de Podemos, eurodiputados españoles del PSOE trasladaran por escrito a la Comisión Europea su rechazo a esa proposición de ley andaluza para amnistiar casi 1.500 hectáreas de regadío en el entorno de Doñana.

Al rechazo de los eurodiputados socialistas se sumó, como se sabe, la carta remitida por la vicepresidenta tercera del Gobierno y ministra para la Transición Ecológica, Teresa Ribera, al presidente de la Junta de Andalucía advirtiéndole de “la invasión de competencias que se puede llegar a producir" si sale adelante la ley que pretende revisar el Plan de la Corona Norte de Doñana, aprobado en 2014 y que, tras una ardua negociación que duró años, excluyó de los derechos de riego los cultivos de frutos rojos que ahora quiere regularizar el Ejecutivo andaluz.

Ayer, Espadas apeló a "la oportunidad de mejorar las cosas" y pidió al presidente de la Junta de Andalucía en funciones, Juan Manuel Moreno, la convocatoria del Consejo de Participación de Doñana. Es improbable que Moreno muestre muchas prisas en convocar dicho consejo, cuyo presidente, Miguel Delibes de Castro, se mostró muy duro en el Parlamento con la iniciativa conservadora: “Si se quiere modificar el Plan de la Corona Forestal es muy legítimo, hágase, pero por los cauces ordinarios que fueron los mismos por los que se aprobó; es inconsistente alegar derechos históricos en muchos de los casos, salvo errores puntuales que pudiera haber”.

También recalcó Delibes que la proposición de ley era "muy desleal" con el Consejo de Participación, además de "irresponsable" porque ya "se había llegado un acuerdo en 2014” con el denominado Plan Especial de Ordenación de las zonas de regadío ubicadas al norte de la Corona Forestal de Doñana, que “se discutió durante años, pasó tres veces por información pública, recibió más de 3.000 alegaciones que se estudiaron y contestaron y el día que se votó en el Consejo de Participación recibió 37 votos a favor, cinco en contra y una abstención". Recordó también el prestigioso científico que "el plan fue aceptado como pacto por la Unión Europea, la Unesco y el Estado: Europa no va a aceptar esta ampliación de regadíos”.

Aquella intervención parlamentaria de Delibes tuvo lugar el 29 de marzo. Tres meses después, Espadas le pedía al presidente andaluz: "Haga lo que el señor Delibes le pidió y que desoyó". Para el líder socialista, la convocatoria del Consejo de Participación de Doñana es el primer paso para dilucidar el incremento de los regadíos en los alrededores de Doñana al estimar que "cualquier iniciativa sin haberse producido esa convocatoria va cojo", convencido de la necesidad de evitar "los problemas de imagen de los productos de Doñana".

Espadas, que instó al presidente a que cualquier iniciativa sobre Doñana "la plantée previamente con la sociedad y el territorio, escuchando a los ayuntamientos del entorno, a los agricultores, a los ecologistas", también le dijo ayer a Moreno lo que no le había dicho meses atrás: "No nos meta en un lío gordo con la Comisión Europea, con el Gobierno".

También le recriminó que impulsara la iniciativa "porque sabía que iba a anticipar las elecciones" y con ello "buscaba rédito electoral". Si fue así, la jugada no le salió mal al presidente: en los pueblos afectados el PP ganó con holgura a los socialistas de Espadas.