No hace un año todavía que amigos y amigas de muy distintos ámbitos me enviaban a través de Whatsapp, principalmente, textos anónimos con listados de medidas regeneracionistas para que España volviera a ser grande y dejara de ser carcomida por la nómina más abultada de políticos del mundo, en las que se pedían, también, la supresión de las autonomías, la eliminación de las diputaciones y del Senado,...

Estos mensajes desaparecieron con el ciclo electoral inaugurado con los comicios andaluces de diciembre de 2018 y que todavía sigue abierto por la incertidumbre sobre la investidura de Pedro Sánchez. Desaparecieron las diatribas anónimas porque los programas electorales de la extrema derecha incorporaron buena parte de sus argumentarios.

La estrategia en redes de los sectores ultras se completaba con la difusión de noticias falsas sobre supuestos excesos en temas de inmigración, memoria histórica, políticas de igualdad... en administraciones públicas gobernadas por la izquierda y publicadas en medios digitales creados con esta finalidad.

Ahora, cuando se reivindican el derecho al olvido en las redes digitales y la protección de datos personales para corregir la historia y derogar las leyes y normas sobre la memoria histórica, hay que ejercitar la memoria para no cargarnos el presente y evitar que en el futuro se reproduzcan la etapas más tristes de nuestro pasado.

Cuando ya están en las diputaciones y en el Senado los fabricantes de los bulos más insidiosos sobre estas dos instituciones, ya no sobran y son útiles.

Ocurre lo mismo con lo de que gobierne la lista más votada, argumento que para algunos sólo es válido a diestra y no a siniestra. Por todo esto, hay que recomendar los ejercicios diarios de memoria para mantener una salud mental aceptable tanto a nivel individual como colectivo y recordar que el pasado es lo único que no pasa, aunque algunos se empeñen en revivirlo.