El Paraje Natural Marismas de Isla Cristina es un complejo de marismas asociadas a las desembocaduras de los ríos Guadiana y Carreras, que están muy influenciadas por las mareas atlánticas. Constituye una importante área de reproducción de ardeidas y otras aves de zonas húmedas, así como para el paso e invernada de limícolas, gaviotas y charranes. La formación de estas marismas ha necesitado un largo y complejo proceso que se ha visto acelerado por la acción del hombre.

A pesar de este gran valor, esta joya ecológica del litoral onubense, se encuentra en una situación crítica. A pesar de estar catalogado como Zona de Especial Conservación (ZEC) y Zona de Especial Protección para las Aves (ZEPA), el entorno acumula desde hace años una alarmante cantidad de residuos de todo tipo, desde muebles y neumáticos hasta barcas hundidas, nasas, carritos de la compra o restos de pintura y aceites vertidos directamente al agua.

Las marismas, hogar de numerosas especies de aves, peces, crustáceos y mamíferos como la nutria, sufren el abandono y la falta de control. En los márgenes más próximos al casco urbano de Isla Cristina proliferan parcelas ilegales con animales de granja, chabolas improvisadas y acumulaciones de desechos peligrosos, como jeringuillas o productos químicos. A ello se suma el incivismo de algunos usuarios de embarcaciones que vierte aceite usado y pintura directamente sobre la ría Carreras, principal arteria fluvial del municipio.

El paisaje, antaño emblema de la riqueza natural y pesquera de la localidad, se ha convertido en un vertedero al aire libre, especialmente en los bordes del pueblo, donde los contenedores se saturan de muebles, electrodomésticos y otros residuos voluminosos. La práctica de reparar coches o tejer redes junto a la ría agrava el problema, ya que los restos plásticos y productos de limpieza terminan en el agua o entre la vegetación.

Los residuos en las Marismas de Isla Cristina

Ante la gravedad de la situación, el propio Ayuntamiento de Isla Cristina se vio obligado recientemente a organizar una recogida urgente de basura. Durante tres días, operarios y maquinaria pesada extrajeron toneladas de residuos del entorno natural. Sin embargo, las labores puntuales no son suficientes para revertir un deterioro que amenaza la biodiversidad y la imagen del municipio.

Las administraciones implicadas —Ayuntamiento y Junta de Andalucía— se cruzan acusaciones sobre la competencia del mantenimiento de la marisma, mientras el problema sigue creciendo. Vecinos y asociaciones locales reclaman una intervención decidida y coordinada, así como campañas de concienciación ciudadana que frenen el deterioro ambiental.

“Las etiquetas de protección sirven de poco si no van acompañadas de vigilancia, limpieza y responsabilidad política”, lamentan los denunciantes, que recuerdan que Isla Cristina y Huelva también forman parte de Andalucía, una tierra que, dicen, “sigue olvidada en materia de financiación y compromiso ambiental”.

Síguenos en Google Discover y no te pierdas las noticias, vídeos y artículos más interesantes

Síguenos en Google Discover