Ayer se cumplieron dos años de la investidura de Juan Manuel Moreno Bonilla como primer presidente nominalmente conservador de Andalucía. Nominalmente porque él mismo se apresuró a posar como mandatario socialdemócrata: “En estos dos años –proclamó– hemos sido el Gobierno más comprometido de la historia con la educación y la sanidad pública en términos presupuestarios. Nunca ha habido tanto personal en sanidad pública, ni tantos docentes, profesores y maestros en la educación pública".

Para Moreno, en estos dos años ha presidido “un Gobierno honesto, estable y transparente” que ha catapultado a Andalucía como “modelo de estabilidad política, de diálogo, acuerdo y moderación, y un ejemplo de regeneración y crecimiento económico".

Una asignatura troncal

Aunque en su balance triunfal el presidente presumió de reformista comprometido con las políticas sociales, fue su mano derecha y consejero de Presidencia, Elías Bendodo, quien se hizo con el sobresaliente en la asignatura del autobombo, materia troncal en el currículo autonómico:

“El Gobierno del cambio –llegó a decir el portavoz– ha traído la revolución de la normalidad, la revolución de que se pueden hacer las cosas bien en beneficio de la gente sin aprovecharse de estar uno en el Gobierno. Andalucía es hoy más libre que hace dos años”.

Inquilinos inesperados de San Telmo gracias a los votos de la ultraderecha, Moreno y su equipo han conseguido en apenas 24 meses no invisibilizar a Vox, pero sí convencer a mucha gente de que la influencia de su embarazoso aliado parlamentario es más aparente que real y en ningún momento ha desnaturalizado el proyecto reformista que encarnan PP y Cs.

Un consejero ‘suavón’

Aunque la izquierda, obviamente, no compra ese relato buenista elaborado por los fontaneros de palacio, la mayor parte de los medios regionales y nacionales lo consideran bastante veraz. Y no solo los medios: hasta Vox empieza a sospechar que sus socios le están tomando el pelo. O al menos a pensar que el precio que vienen poniendo a su decisivo apoyo parlamentario es demasiado bajo.

“Ya no confiamos en el Gobierno de la Junta”, repitió ayer el portavoz parlamentario de Vox, Alejandro Hernández: “Tras dos años, PP y Cs han sido incapaces de dejar atrás las políticas mediocres que durante décadas impuso el PSOE”.

Hernández reservó sus mejores dardos no para el presidente, sino para Bendodo. Su retrato del político malagueño no fue precisamente benevolente: “Es un político avezado y tiene la cualidad de decir a todo que sí y luego hacer lo que considera oportuno”.

Aunque el portavoz ultra no utilizó expresamente el término, su definición coincide con la entrada que el Diccionario del habla malagueña’, de Enrique del Pino, identifica como ‘suavón’: “Se usa para definir a una persona que ni se pone en contra ni discute, pero que al final hace lo que le da la gana”.

El lado oscuro

Aunque incompleta, la relación que se incluye a continuación de decisiones adoptadas por la Junta durante estos dos años desdibuja bastante el bello retrato que los pintores de San Telmo han perfilado de Juan Manuel Moreno Bonilla:

–supresión del impuesto de sucesiones y donaciones a quienes hereden más de un millón de euros;

–rebaja fiscal significativa para las rentas altas pero insignificante para las bajas; cambios legislativos para favorecer la enseñanza privada concertada en detrimento de la pública;

–recortes en comedores escolares y elminación de cientos de unidades escolares;

–supresión de barreras medioambientales al ladrillo;

–subvenciones a los toros y las cofradías;

–cierre de consultorios sanitarios en el ámbito rural; manipulación de Canal Sur hasta el punto de que exigir –y conseguir– más de un tercio de la plantilla la destitución del director de informativos;

–instauración del extravagante ‘teléfono de violencia intrafamiliar’ reclamado por Vox para deslegitimar el teléfono para denunciar la violencia de género.