Los nombramientos en el partido adelantados hoy por el secretario general Pedro Sánchez de la sevillana María Jesús Montero y el jiennense Juan Francisco Serrano fortalecen en teoría el poder orgánico del PSOE andaluz y, en concreto, el de las agrupaciones provinciales de Sevilla y Jaén, las dos más poderosas con que cuenta una federación en sus horas más bajas después de la derrota sufrida en las urnas el pasado 19 de junio. 

Los nombramientos fortalecen ese poder andaluz... pero solo en teoría. El cesarismo que siempre fue marca de la casa en el PSOE –y no solo en el PSOE– cuando también ostentaba el poder institucional se ha acentuado sin complejos con Pedro Sánchez al frente de la secretaría general. Sevilla gana posiciones con la entrada de Montero y Jaén compensa con Serrano la salida de Felipe Sicilia de la portavocía del partido, que ahora ocupará la ministra de Educación y Formación Profesional, Pilar Alegría.

El nombramiento de Montero ha sorprendido a los observadores porque la ministra asciende a una de las más altas magistraturas orgánicas sin haber ocupado en su larga trayectoria política puestos de gran relevancia en el organigrama del partido, en el que milita formalmente desde una fecha tan tardía como 2007. Si ha sorprendido su ascenso de hoy, también sorprendió en su día su relevo como portavoz del Gobierno para ser sustituida por lsabel Rodríguez, más previsible y menos contundente que Montero.

Montero fue el nombre que durante largos meses estuvo sonando con más fuerza como posible alternativa a Susana Díaz para disputarle la secretaría general en nombre de Pedro Sánchez. El elegido por este fue finalmente Juan Espadas, cuya designación sorprendió en los cenáculos políticos y periodísticos andaluces, donde se daba por sentado que Montero era la candidata con más opciones de reconquistar la Junta de Andalucía. Los malos resultados de Espadas parecen avalar aquella impresión, al tiempo que el ascenso de Montero disparará las especulaciones sobre Montero como futuro recambio de Espadas.

La exportavoz del Gobierno y ministra de Hacienda entra así a formar parte de la selecta mesa camilla en torno a la cual se sientan las personas con que cuenta Pedro Sánchez para dirigir el partido y coordinarlo con la acción de Gobierno. Los malos resultados andaluces explican tanto el súbito giro de las políticas de Sánchez hacia la izquierda como los drásticos cambios operados en la dirección del partido.

Por lo demás, el modelo de poder fuertemente centralizado de Pedro Sánchez no parece distar demasiado del que tenía vigente su adversaria interna Susana Díaz, quien, cuando presidía la Junta de Andalucía y lideraba el PSOE andaluz se apoyaba igualmente en su reducidísimo grupo de fieles. 

La mesa camilla de Díaz la integraban Máximo Díaz-Cano, Manuel Jiménez Barrios, Juan Cornejo, Mario Jiménez y Miguel Ángel Vázquez, aunque de estos dos últimos acabaría distanciándose hasta llegar a la ruptura. 

La mesa camilla de Pedro Sánchez la forman ahora los ministros Félix Bolaños, Miquel Iceta, María Jesús Montero, Pilar Alegría e lsabel Rodríguez, la catalana Eva Granados, el navarro Santos Cerdán, el vasco Patxi López y el amigo del presidente Óscar López, con quien había roto en el pasado pero al que volvió a recuperar. El hecho de que los cinco primeros sean ministros seguramente les restará autonomía y margen de discrepancia con las decisiones de quien es su secretario general y presidente.