De nuevo Vox ha vuelto a confirmar que no es un partido como los demás. Nunca se había visto en una campaña que su cabeza de cartel se escondiera durante cuatro días sin que mediara una causa de fuerza mayor. Nunca… hasta ahora. Macarena Olona se toma un descanso y no participará en ningún acto de campaña de su partido hasta el viernes en que coincida en Jaén con el jefe nacional de Vox, Santiago Abascal.

La desconcertante decisión se produce al día siguiente de celebrarse el primero de los dos debates televisados de los seis partidos o coaliciones con representación parlamentaria. Lo cierto es que en el duelo dialéctico del lunes en RTVE, Macarena Olona brilló mucho menos de lo que esperaban los seguidores de Vox y de lo que temían los estrategas del resto de partidos.

Ni siquiera el hecho de que Vox confíe mucho más en el tirón de la marca que en la capacidad de seducción de su candidata explica por qué este paréntesis en la primera semana de campaña, que muchos expertos consideran decisiva para movilizar a los fieles y atraer a los indecisos.

A ello hay que sumar que, con respecto a las elecciones de 2018, la fidelidad de los votantes de Vox en la variable 'intención directa de voto más simpatía' es manifiestamente mejorable, según la encuesta preelectoral del CIS de la semana pasada: un 63,5 por ciento, muy por debajo del 79,1 por ciento del PP e incuso del 67,8 por ciento de un PSOE en horas bajas.

En poco ayudan, en todo caso, a las expectativas electorales de Olona la doble circunstancia de su empadronamiento fraudulento en Salobreña para poder ser candidata y su pretensión de no renunciar a su acta de diputada en el Congreso, lo que podría ocultar la intención de la política alicantina de no tomar posesión como parlamentaria autonómica si los números del 19-J no dan para convertirla en vicepresidenta de la Junta de Andalucía a las órdenes de Juan Manuel Moreno. Tras la controversia suscitada, Olona ha prometido hoy que el 14 de julio renunciará al acta del Congreso para tomar posesión de la del Parlamento andaluz. El salario de Olona en el Congreso roza los 8.500 euros brutos al mes.

Por lo demás, en el debate del lunes la demagogia populista no acabó de funcionarle a Olona, que parecía encontrarse fuera de sitio. Sus menciones a una Andalucía que desconoce en gran medida fueron de pasada y meramente retóricas. Cuando proclamó que hoy ninguna mujer andaluza podía andar tranquila por la calle por la amenaza de inmigrantes ilegales, la líder de Adelante Teresa Rodríguez le recordó que ella no podía saber cómo se sentían las mujeres en Andalucía porque no había pisado ni conocía esta tierra.

Y tampoco encajó bien Olona este otro directo de la líder anticapitalista gaditana: “Vox es el brazo político del terrorismo machista”, le espetó Rodríguez a la candidata ultra cuando esta arrojó la violencia de género al cajón de la violencia doméstica, negando aquella como un tipo de violencia específico que cometen los varones contra las mujeres.