Los altos jueces son rápidos en desenfundar, pongamos por caso, contra Podemos, pero extremadamente puntillosos cuando hay que apuntar al PP. En el primer caso, les bastan un par de tuits de algún bocachancla morado para sacar su revólver y liarse a tiros con los podemitas; en el segundo, ni siquiera teniendo constancia inequívoca de que ese partido del que usted me habla lleva dos años bloqueando la renovación del Poder Judicial se atreven sus señorías a acercar la mano a la culata de su arma.

En su intervención de hoy en el inicio del Año Judicial, el presidente del Tribunal Supremo y del Consejo General del Poder Judicial, Carlos Lesmes, ha dicho muy serio: "Me veo en la obligación de exhortar nuevamente a los poderes públicos concernidos a renovar la institución [el CGPJ] sin mayores dilaciones".

Cerca de dos años lleva sin renovarse el Poder Judicial. Es la segunda vez que sucede: la primera fue después de la derrota del PP en las elecciones de 2004 y la segunda después de la derrota del PP en las elecciones de 2019. La tercera ya sabemos, pues, cuándo será.

Es un hecho que el Partido Popular tiene mal perder, lo cual distorsiona severamente el funcionamiento de la democracia, que no consiste solo en que gobierna el que gana, sino en que el que pierde acepta deportivamente su derrota. El PP no lo hizo en 2004 ni tampoco en 2019. Casi 30 años atrás, en 1993, ya apuntaba maneras: creyó que ganaba pero, como perdió, practicó un juego sucio que incluía la utilización del terrorismo como arma de desgaste político del Gobierno.

Lo que, al referirse al bloqueo de la renovación del Poder Judicial, el juez Lesmes ha llamado hoy “los poderes públicos concernidos” se llama en realidad Partido Popular. Imposible que el presidente del Tribunal Supremo no sepa que es el PP y solo el PP quien está provocando “un grave quebranto” a la Justicia española al retener de modo ilegítimo su mayoría conservadora en los órganos de gobierno de la judicatura.

La negativa de Pablo Casado a un acuerdo para la renovación de los órganos judiciales tendrá una consecuencia muy concreta a finales de este mes, momento de votar a los magistrados que ocuparán tres plazas de la Sala de lo Penal del Alto Tribunal, competente para examinar las causas contra aforados

En su discurso de hoy, Lesmes ha hablado como lo haría un político ventajista que no quiere disgustar a sus patrocinadores, no como un juez cuyas sentencias deben ser justas. Al no nombrarlo explícitamente o, al menos, al no dar pistas lo suficientemente explícitas como para que todo el mundo entendiera que se estaba refiriendo al PP, Lesmes no se ha comportado como un hombre justo.

Recordemos el dato: en los casi dos años transcurridos desde que expiró su mandato, Lesmes ha realizado discrecionalmente a 57 nombramientos para ocupar puestos de relevancia en la administración de justicia: plazas en el Supremo, en los TSJ, en las Audiencias… Y, por lo que ha dicho hoy, piensa seguir haciendo más nombramientos. Tiene, así pues, buenas razones para hablar –más bien para no hablar– como lo ha hecho.