Juan Manuel Moreno Bonilla no quiere que le pase en 2022 lo que a su adversaria Susana Díaz en 2018, que apostó por una campaña de perfil bajo en la confianza de que ninguna encuesta auguraba lo que finalmente sucedió: una victoria en votos que valía para salvar la cara pero no para conservar el poder.

El presidente de la Junta de Andalucía y candidato del PP-A a la reelección pidió ayer a los suyos no se confíen porque "esto no está ganado" y el PSOE, la "maquinaria más poderosa que existe en España desde el punto de vista electoral”.

Moreno teme los efectos que pueda tener en sus compañeros de partido el canto de sirena de ciertos sondeos cuya melodía no puede ser más grata a los oídos populares: el 19 de junio, pronostican, en Andalucía habrá un ‘ayusazo’, es decir, una victoria del Partido Popular tan rotunda como la obtenida hace un año por Isabel Díaz Ayuso en Madrid y que le permitió gobernar sin Vox.

La advertencia de Moreno parece prestar oídos a las otras encuestas, las que, como el Electopanel, predicen prácticamente un empate técnico entre socialistas y populares y una fuerte subida de Vox. De cumplirse tal previsión, en Andalucía habría el 19-J no un ‘ayusazo’ sino un ‘mañuecazo’, a imitación de lo que sucedió el 13 de febrero en Castilla y León, donde el candidato del PP y presidente Alfonso Fernández Mañueco adelantó convencido de que repetiría la hazaña de Ayuso y finalmente se encontró abocado a meter a Vox en su gobierno para conservar el poder.     

“Nadie piense que esto está ganado, aquí no se ha ganado nada todavía, sino que se empezará a ganar cuando se abran las urnas y se empiecen a contar los votos”, alertó Moreno a sus compañeros durante su intervención en Málaga en un acto de balance del 'Gobierno del cambio', en el que también intervinieron los cabezas de lista por las ocho provincias, informa Europa Press.

El presidente volvió a presumir de político moderado, aunque las palabras con que se refirió al Partido Socialista no fueron precisamente templadas. Frente a un “gobierno honesto, sensato, equilibrado y donde cabe todo el mundo” como el que él ha presidido, Moreno contrapuso la amenaza del “socialismo más rancio y antiguo, acompañado de siete partidos de izquierda radical, una gran coalición de izquierda radical, algunos incluso nacionalistas o semiindependentistas, que han tenido la enorme honestidad de decir lo que van a hacer: Van a destruir el camino que hemos trazado y van a hacer retroceder a Andalucía".

De nuevo, Moreno ninguneó al candidato socialista Juan Espadas, al que no citó, aunque sí se explayó contra el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, a cuyos votantes hizo un llamamiento para que se pasen al PP, convencido de que se sienten “decepcionados con un Gobierno de Pedro Sánchez que negocia y cede ante los independentistas, ante partidos que no condenan rotundamente la violencia y que no creen en nuestro modelo de monarquía constitucional”.

Como cabía esperar, Moreno no ha aceptado el reto de Espadas de celebrar ambos un debate cara a cara. Como suele suceder con los candidatos que se ven ganadores, el presidente andaluz no le regalará a su contrincante socialista la cancha mediática que éste reclama.

Por lo demás, Moreno tampoco citó a Vox. El objetivo de los estrategas de San Telmo es neutralizar a la candidata ultra Macarena Olona con una estrategia parecida a la que le están aplicando a Juan Espadas: hacer como que no existe. El único escenario que contempla el discurso oficial del PP es el de “una mayoría amplia, constructiva, moderada, equilibrada y donde no quepa la radicalidad”.

Alusiones, pues, implícitas a Vox pero sin mención alguna ni a favor ni en contra. El PP sabe que para atraerse el voto ultra debe abstenerse de cualquier ataque al partido de Abascal, confiado en que una franja significativa de sus votantes, procedentes en su inmensa mayoría del PP, es recuperable porque está lo bastante desideologizada como para no identificarse todavía al cien por cien con los indómitos axiomas de la extrema derecha.