Bien sea por la gestión directa que el Gobierno andaluz hace del ámbito sanitario o por asuntos relacionados con el mismo, todo aquello que tenga que ver con la Sanidad en Andalucía está dejando de manera continuada múltiples titulares y no, precisamente, en positivo. En la tarde noche del miércoles, 8 de octubre, se hacía pública la dimisión de Rocío Hernández, de la que escasamente se conocía su paradero desde el viernes anterior. Tres consejeros de Salud ha visto pasar Moreno Bonilla desde que se convirtiera en presidente de la Junta de Andalucía, estando ahora por venir un cuarto.
Jesús Aguirre, Catalina García y, ahora, Rocío Hernández. Estos han sido los nombres que han figurado como consejeros de Salud en los dos mandatos que lleva Moreno Bonilla al frente del Ejecutivo andaluz. Unas gestiones las de los tres que han estado enormemente cargada de polémica al haberse dado el severo aumento de las listas de espera, el cierre de especialidades en numerosos centros, no haber abordado el déficit de profesionales sanitarios y sobrecargar a los que están en plantilla, no estabilizar contratos, mantener a los hospitales con recursos limitados y generar gran descontento por la gran derivación de pacientes a la privada que han permitido, o propiciado. Estos son algunos de los asuntos que vienen lastrando la Sanidad Pública andaluza en los últimos años, cuyos responsables de área no han gozado de la mejor imagen pública por su manera de manejar este servicio para el ciudadano.
A Jesús Aguirre le pudieron sus continuadas y polémicas declaraciones con múltiples salidas de tono, el poco acierto que tuvo a la hora de gestionar uno de los mayores brotes de listerosis que se dieron desde que hay registros, "promocionar" las clínicas privadas o no evitar el despido de 8.000 sanitarios contratados para refuerzo durante los peores días de la pandemia. Catalina García cayó por el excesivo retraso que deben afrontar a los pacientes, al producir su gestión un aumento sin igual de las listas de espera y, ahora, Rocío Hernández dice adiós a su puesto de consejera tras el caos que se está presenciando en el Servicio Andaluz de Salud, que comenzó con las, al menos, 2.000 mujeres a las que nos estaba comunicando los resultados de sus cribados de cáncer de mama y que parece extenderse a otros tipos de enfermedades. Ninguno de los tres se encuentra ya en el área sanitaria, si bien, María Luisa del Moral, viceconsjera de Salud, está en el cargo desde el 2023, año en el que todavía estaba al frente del área Catalina García antes de ser destituida en el 2024.
Desde la llegada de Moreno Bonilla a la Junta de Andalucía, la Sanidad de esta comunidad autónoma viene viviendo de manera continuada numerosos baches. En varias ocasiones se han justificado desde el Ejecutivo andaluz en la "herencia socialista"; no obstante, tras casi ocho años en el poder de gestión propia, los andaluces ya no admiten esa excusa.
Entre todo, aunque sus labores no las desarrolle en la Consejería de Salud, parece atisbarse que todo lo relacionado con el ámbito sanitario se vuelve polémico en el equipo de Gobierno de Moreno Bonilla. Tomás Burgos, viceconsejero de la Presidencia, Interior, Diálogo social y Simplificación administrativa de la Junta de Andalucía, el hombre que se inventó ser médico, sigue en su cargo.
La noticia saltaba el pasado mes de julio. Antes de llegar a Andalucía, fue diputado en el Congreso por Valladolid durante casi veinte años y ocupó el puesto de Estado de Seguridad Social con el Gobierno de Mariano Rajoy. Después de su nombramiento a finales de 2011 para el cargo que le otorgara Rajoy, Tomás Burgos falseó su currículum atribuyéndose un título de médico que no tenía. En concreto, en la referencia oficial del Consejo de Ministros recogida en la web de La Moncloa figuraba que era “médico y experto en gestión sanitaria”, una titulación que se rebajaba en la web del Ministerio de Empleo y Seguridad Social, donde pasaba de ser “médico” a tener únicamente “formación universitaria en Medicina por la Universidad de Valladolid”. Era mentira. De hecho, ahora en la Junta de Andalucía se informa de lo siguiente sobre su biografía:
"Nacido en Valladolid, ostentó durante la pasada legislatura la Secretaría General de la Presidencia. Cursó estudios de Medicina y Cirugía en la Universidad de Valladolid, que completó como Diplomado en Dirección de Instituciones Sanitarias y en Gestión Sanitaria IESE (Universidad de Navarra) y en Gestión Sanitaria por ESADE (Escuela Superior de Administración de Empresas)".
En la biografía oficial de Burgos, que figuraba en la página web del Congreso de los Diputados, se leía exactamente: “Medicina y Cirugía. Universidad de Valladolid”, lo que daba a entender que era licenciado en dichas disciplinas por la Universidad de Valladolid.
Así lo entendió el propio Consejo General de Colegios Oficiales de Médicos de España, que en su diario digital Médicos y Pacientes, correspondiente al 11 de diciembre de 2011, publicó un artículo, más tarde suprimido, con el título: “18 médicos en la nueva Cámara Baja del Parlamento”. El primero de la lista era Tomás Burgos, al que definía como “licenciado en Medicina y Cirugía. Universidad de Valladolid”, relataba la información de El País.
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