Fue al término de la entrevista concedida ayer a la cadena SER. Como cierre de la conversación, el conductor del programa La Ventana Andalucía, Fernando Pérez Monguió, le preguntó al portavoz de Vox Manuel Gavira si, una vez que Macarena Olona había renunciado a serlo, se veía él como candidato de su partido a la Presidencia de la Junta de Andalucía. Esta su fue respuesta: “Yo, lo que me manden: soy un soldado en esto”.
Aunque pronunciada sin énfasis y en el tono menor de las despedidas, la frase merece ser destacada porque, aun involuntariamente, revela mucho de la identidad de Vox y certifica que éste no es un partido como los demás. A ningún político relevante de ningún otro partido del arco parlamentario se le ocurriría dar una respuesta así de sincera.
Eso no significa que en los otros partidos sus cargos no estén a lo que les manden e incluso se sientan soldados siempre atentos a la disciplina: significa, primero, que a sus electores no les gustaría escuchar una respuesta así y, segundo, que un cierto pundonor democrático desaconseja vincular con tanta crudeza el funcionamiento de un partido con el de un ejército.
Tú no eres como los otros partidos
En eso, Vox no es un partido como los demás. Su estructura fuertemente jerárquica no desagrada a sus electores, sino más bien todo lo contrario: les gusta un partido autoritario, disciplinado, donde las órdenes que parten de arriba no se discuten. Un partido donde las delegaciones territoriales son meras terminales del poder central: baste recordar que en Andalucía la única cara visible de Vox es el portavoz del grupo parlamentario, no hay un rostro público que represente al partido como tal.
La apelación a la disciplina soldadesca por parte de Gavira, que recientemente sustituyó como portavoz de Alejandro Hernández sin que nadie rechistara en el grupo parlamentario, no es una extravagancia: Vox no quiere saber de primarias y sus electores tampoco. La designación del candidato a la Presidencia de la Junta se hará desde Madrid y llevará la firma de Santiago Abascal. Y punto.
Y lo mismo cabe decir de la estrategia de Vox Andalucía en el Parlamento autonómico y en su relación con el Gobierno de la Junta: Madrid la decide y el grupo parlamentario se limita a ejecutarla. De hecho, en las respuestas radiofónicas de Gavira pudo apreciarse claramente que Vox está dispuesto rebajar la presión sobre el Ejecutivo de PP y Cs al que hace apenas dos semanas había amenazado con retirar su apoyo parlamentario por haber acogido a 13 menores marroquíes no acompañados llegados a Ceuta.
Aunque la Junta no va a retirar su tutela a dichos menores, Gavira se mostró abierto a apoyar, con las enmiendas oportunas, la ley del suelo que la semana pasada el grupo ultra tumbó en el Parlamento al no oponerse a una enmienda a la totalidad presentada por Adelante Andalucía.
¿Una coalición rojiparda?
“Con las mejoras y las modificaciones necesarias, que cuenten con nuestro apoyo”, dijo Gavira sobre la ley considerada el proyecto legislativo estrella del Gobierno de Juan Manuel Moreno, cuyo bloqueo por la posición de Vox supo a cuerno quemado en las cocinas de San Telmo y durante algunas horas desencadenó un cierto pánico en el entorno presidencial.
El Gobierno andaluz y el PP reaccionaron con contundencia al órdago de Vox, al que desafiaron a atreverse a desestabilizar al Ejecutivo que está cambiando al faz de Andalucía tras 37 años de desastres socialistas. "¿Cómo explicará Vox a sus votantes su alianza con Unidas Podemos?", preguntaba por tierra, mar y aire la trompetería gubernamental.
Moreno y su mano derecha Elías Bendodo han dicho fuerte y alto que no habrá adelanto electoral, como quiere Vox, y que si se ven obligados a prorrogar los Presupuestos así lo harán. Gavira recordó, por su parte, lo obvio: que un Gobierno sin la mayoría parlamentaria que le garantiza Vox difícilmente podría agotar la legislatura. Desde San Telmo dicen que la van a agotar porque eso es "lo que tiene que decir" cualquier Gobierno, zanjó no sin razón el soldado Gavira.
También dejó, por cierto, el portavoz alguna tenue pista sobre qué hará su partido en la próxima legislatura en relación al Gobierno: ¿exigirá entrar en él o se conformará con apoyarlo desde fuera? A falta de instrucciones más precisas procedentes de la capital, Gavira se limitó a echar disciplinadamente balones fuera: "No será lo mismo si tenemos 15 diputados que si tenemos 25".